La apertura de cuatro pozos en la cola del embalse de Forata, promovida por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, ha sido acogida por los agricultores con alegría y ciertas reservas.
Alegría porque tener un mayor acceso a tan preciado bien siempre es una buena noticia para el campo, y reservas porque saben que no es una solución definitiva.
Paco Pardo, presidente de la comunidad de regantes de Alfarp, explica que hasta el momento ellos han bombeado el agua del canal del Xúquer-Túria cuando la situación de extrema sequía no ha dejado otra alternativa. Normalmente durante los meses de verano. Pero dicha extracción conlleva unos costes.
Una cantidad que rebota directamente en el bolsillo del agricultor, que se ve obligado a pagar hasta 10 euros para regar una hanegada de tierra. Con la apertura de los pozos esperan que baje el precio del hectómetro cúbico. De hecho, según sus cálculos, la cantidad se reducirá en 4 euros, pagando un total de 6 euros durante diez años hasta amortizar la inversión que supone la construcción de los pozos.
No se sabe a ciencia cierta cuanta agua esconden dichos pozos en el subsuelo, y por tanto se desconoce hasta cuando se podrá contar con sus recursos hídricos para sofocar la sed del Marquesat. La apertura de los pozos se enmarca en el Real Decreto del 8 de mayo de 2015, que declaró la situación de sequía en el ámbito territorial de la Conferederación Hidrográfica del Júcar y la adopción de medidas extraordinarias para la gestión de sus recursos hídricos.
Miguel Añó, presidente de la agrupación de regantes de Forata, cuenta que han solicitado a la propia Conferederación Hidrográfica que se haga cargo de los costes que han significado para el regante la intensa sequía que están padeciendo en los últimos años. Una petición a la que, según el presidente de Forata, ni siquiera han dado respuesta.
