Leo Adrià empezó con apenas seis o siete años en el mundo del karate. A partir de los doce años empezó a competir hasta llegar a los campeonatos del mundo, en los que estuvo cuatro veces. Fue quinto de Europa y campeón en el área de América. Su máximo éxito llegó con sus octavos de final en el Mundial. A principios de los dos mil se retiró y se hizo cargo de la selección como entrenador.
¿Que luchadores existen en la actualidad que pueden llegar a situarse entre los mejores a nivel continental?
Hay varios porque la preparación está siendo muy buena. Son jóvenes y la clave está en la adolescencia, cuando deciden si siguen en el karate o no. El actual subcampeón de España tiene veinte años y es un auténtico crack. Del karate es imposible ganarse la vida y lo hacen por gusto. Los entrenamientos son duros y a los que les gusta intensifican las sesiones para ser mejores. Si se entrase en los Juegos Olímpicos aparecerías centros de alto rendimiento que podrían ser interesantes. Los jóvenes de la Ribera podrían dar el paso y competir en los Juegos porque están muy preparados.
¿Qué puede ofrecer el karate a los jóvenes?
Tenemos jóvenes de todas las edades y les ayuda mucho en la concentración y en la disciplina. Nosotros formamos personas, no karatecas. Cuando voy a Japón, alucino. Allí hay un alto nivel de disciplina y cumplen con todos los entrenamientos a rajatabla. Claro, eso les lleva al éxito deportivo. La sociedad japonesa traslada lo mejor al deporte y no lo deben perder.
