Cuando la vecina les alertó de que tenían la persiana de su local reventada apenas podían creérselo. A tan sólo un día de Nochevieja, uno o varios desalmados entraron en su establecimiento y con nocturnidad y alevosía y se llevaron la recaudación de la caja.

Son fechas en las que generalmente los bares y restaurantes suelen tener más clientela y «quien entró lo sabía perfectamente», asegura Inma Caballero, una de las responsables del local. «No se llevaron ni los móviles, ni nada más de valor, fueron a por el dinero», lamenta la encargada.

Hasta el lugar de los hechos se desplazó la policía científica, quien certificó que el ladrón llevaba guantes. Caballero asegura que pese al mal trago ofrecerán las cenas de Nochevieja que había previsto servir sin excepción.