La expresión «la cabra tira al monte» se suele usar, en sentido despectivo, para indicar que cada uno actúa con regularidad de acuerdo con su origen o naturaleza, que es difícil que cambie. Pero en el caso que nos ocupa, podemos aplicar un sentido casi literal y bien positivo. Y aplicarlo a Carlos Palma, un ejemplo ilustrativo del gran auge que está teniendo correr por la montaña, o lo que en el argot de los corredores se denomina «trail running» o correr «fuera de pista», por senderos de tierra, huellas, rastros o caminos secundarios, a través de montañas, cerros y montes, cruzando arroyos y ríos, con grandes trepadas y abruptas bajadas.
En este deporte, donde el catalán Kilian Jornet es el número uno del mundo, está comenzando a destacar el antellense Palma. No en vano, en el 2015 recien finalizado ha sido segundo en el Circuito Sprint Valencia en categoría veteranos +40, ocho pruebas de entre 10 y 11 kilómetros (disputadas en Gestalgar, Xeresa, Chera, Quesa, Canals, Vallada, Chera y Navarrés) en las que el ribereño no se ha bajado del podio. En este tipo de pruebas, los participantes han de superar desniveles enormes, por lo que muchas veces no pueden correr, sino que caminan e incluso llegan a casi escalar. Pero para el antellense, esta nueva modalidad le proporciona una gran satisfacción. «Aunque técnicamente y físicamente correr por sendas de montaña es más duro, disfruto mucho más que corriendo por asfalto porque es mucho más entretenido y además los paisajes son espectaculares», reconoce.
Referencias mundiales
La progresión de este corredor de cuarenta años ha sido muy acusada en el último año. Para ello, ha necesitado variar su alimentación, eliminando la bollería y las bebidas con gas. Y sobre todo, entrenarse bajo las órdenes de Javier García Mascarell, uno de los mejores corredores de montaña valencianos. «Calo», como es conocido en Antella, se entrena seis días a la semana, cinco a pie, entre hora y media y dos y media, con sesiones diarias que oscilan entre los 15 y los 25 kilómetros, y uno en bicicleta. «Suelo correr por las montañas de Antella, pero sobre todo por el término de Sumacàrcer, que tiene sendas más duras», especifica Palma, que a parte de las carreras «cortas», también toma parte en competiciones de más de 20 kilómetros, como la de la Penya del Migjorn, en Xixona, donde este año fue segundo en veteranos y décimo en la general.
La afición por este tipo de carreras aumenta año a año, casi a la par que el número de kilómetros, con «barbaridades» como los 160 kilómetros del Ultra Trail del Montblanc, en los Pirineos franceses, la prueba más prestigiosa del mundo. «Cada vez habrá más afición, porque correr es el deporte más natural y disfrutar de la montaña le gusta a todo el mundo, además que es muy barato. Sólo necesitas unas zapatillas y vestuario adecuados y disfrutar del paisaje», asevera el ribereño, que recomienda al que empieza que «vaya poco a poco, sin obsesionarse».
Carlos Palma se une a una amplia nómina de deportistas de mucho nivel de la pequeña población de Antella, caso de los piragüistas Julio González y su hija, Amparo, la joven Bárbara Pardo o los triatletas Jordi Pascual y Sergio Juan. Todo un repertorio.
