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«En la solidaridad hay un poco de racismo, aún hace falta sensibilización»

«En la solidaridad hay un poco de racismo, aún hace falta sensibilización»

Un viaje «de aventura» a Marruecos en la Nochevieja de 2004 para conocer la realidad que impulsaba a muchos inmigrantes a subirse a las pateras que veía llegar a las playas de Motril, donde entonces residía, fue el germen de la ONG El Norte Perdido, que viajó con Marisa Escribá a su regreso a Alzira, donde desde su implantación hace año y medio realiza una intensa actividad. Mantiene sus proyectos en África aunque también trabaja con 50 familias alcireñas que se han visto sacudidas por la crisis. Son necesidades diferentes, pero aplican una misma filosofía: «Somos de dar la caña de pescar a la gente».

¿El nombre de la ONG alude a algo en particular?

Sí, nosotros empezamos en el desierto. Antes de salir quedábamos que a las nueve paramos y acampamos y, pese al GPS y los ordenadores, siempre nos perdíamos y llegábamos a las dos de la madrugada al punto. A ver dónde está el norte, la estrella tal? y nadie lo sabe. Empezamos de cachondeo, somos los del norte perdido, los que hemos perdido el norte, y así nos quedamos: el Norte Perdido- Sin Rumbo. Sin Rumbo sí tiene un por qué, ayudamos a la persona que necesita ayuda en un momento puntual de su vida, no tenemos un perfil, y mañana puedes ser tú.

Su carta de presentación señala como principal objetivo contribuir a erradicar la pobreza. ¿La mejora de la macroeconomía llega a la sociedad?

No, sinceramente, porque las familias están igual. La situación de las familias que veo aquí es de paralización, y aunque no soy psicóloga, a eso se le llama indefensión aprendida, están paralizados, piensan que hagan lo que hagan no van a salir. Ahora se encuentran con una dificultad para pedir el cheque energético y se plantan, piensan que lo complican adrede porque no les quieren dar la ayuda, y nosotros les decimos: no, no, vamos a movernos y a protestar. Nuestra función es de acompañamiento, vamos al PROP y ponemos una reclamación al Síndic de Greuges, les hacemos protagonistas de su desarrollo, de su empoderamiento y se sienten bien defendiendo sus derechos, porque normalmente se hubieran quedado en casa.

¿Sigue habiendo gente que pasa hambre en Alzira?

Sí, ya lo creo. Comerá todos los días porque Cruz Roja y Cáritas están haciendo un gran trabajo, pero una alimentación equilibrada no la hay. Cuánta no te lo puede decir, pero nosotros tenemos casi 50 familias y seguimos visitando. Normalmente, cuando llegan a nosotros están en una situación tan, tan delicada, que llegan a pedirnos papel higiénico, es increíble y además muy degradante. Cubrimos primero las necesidades básicas. Vamos a Consum, estamos en trámite con Lidl también, y los productos que ellos no pueden vender nos los dan y los llevamos a sus casas de forma discreta porque son familias que tenían una vida muy normalizada. También les acompañamos para hablar con los trabajadores sociales, es gente que no sabe que puede ir o no conoce los trámites.

Los últimos informes de Cáritas señalaban un cambio de perfil de las personas que piden ayuda, ya no son inmigrantes. ¿Les pasa a Vds. igual?

El usuario que nosotros tenemos son familias que han tenido una vida muy normalizada y ahora se encuentran en situación de vulnerabilidad, algunas casi en situación de riego de exclusión.

¿Qué se puede hacer además de ofrecer productos de primera necesidad?

El primer paso es cubrir las necesidades básicas y una vez se han cubierto: agua, luz, comida e incluso a veces el dentista?, les acompañamos en su desarrollo, en su empoderamiento, para que vuelvan a tomar las riendas de sus vidas. Nosotros decimos que no tratamos con personas, tratamos con vidas y hacemos un taller de empoderamiento que dirige Eduard Hervàs, psicólogo, con unos resultados buenísimos. Son terapias que les enseña a recuperar la autoestima.

¿La crisis ha despertado una mayor solidaridad?

Depende. Sinceramente, no es por acusar a nadie, pero sí que veo?. Yo conozco a Moha, y como lo conozco es un ciudadano, pero? hay un poco de racismo en la solidaridad. Estamos en el mercadillo y te preguntan: ¿pero es para gente de Alzira? Y yo digo, sí. Por qué cuando empiezan o dejan de ser ciudadanos de Alzira. Gracias a Dios, no es todo el mundo, pero hace falta mucha sensibilización intercultural para que podamos ver a todos como ciudadanos.

La ONG fue una de las primera en recibir un huerto urbano en Alzira. ¿Terapia o una forma de generar alimentos frescos?

Es un proyecto que puede ser muy grande y puede generar empleo. Nuestro proyecto no es de ir al campito a pasar el tiempo, nuestra idea es formar a las familias en la agricultura ecológica para que después puedan profesionalizarse, la idea es crear una cooperativa social. Hay que activar la economía social en la ciudad, porque el dinero de la ciudad se queda aquí. La economía social siempre queda en la ciudad.

Hace un par de meses celebraban en Alzira una cena benéfica contra la trata de seres humanos con fines sexuales. ¿El problema también está cerca?

Como el aire que respiras, está en todos los sitios. En Alzira también hay prostitución.

Pero trata?

Yo no te puedo decir que haya trata en Alzira porque no soy el policía, nosotros lo que hacemos es voluntariado, a través de la fundación Amaranta trabajamos como volutarios con las víctimas de trata.

¿Qué proyectos tiene ahora?

Tenemos un proyecto personal, una universitaria de Alzira que por una enfermedad del padre ya no puede costear la carrera de su hija. Saca unas notas increíbles, la mamá recurre a nosotros y nos pide ayuda, becar a una universitaria. No encontraba trabajo, y como dejó el curso a la mitad ya no pudo pedir beca y estaba paralizada, deprimida, y ella quería estudiar. Necesitamos 3.000 euros, treinta padrinos a cien euros. Tenemos veinte y nos faltan diez. Hablamos con la Universidad y estamos pagando la matrícula a plazos, pagamos las fotocopias, el tren,? nos faltan mil euros. Cualquier cantidad nos viene bien y es muy fácil donar en la web.

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