El abandono de campos de cultivo ha convertido muchas zonas agrícolas en un auténtico polvorín. Las parcelas inactivas acumulan tanta maleza que son un inmejorable aliado del fuego, como se demostró el pasado día de Reyes cuando un incendio provocado por la quema de rastrojos avanzó a gran velocidad por terrenos agrícolas baldíos del Brosquil hasta arrasar por completo una vivienda de madera. El concejal de Agricultura, Marc Joan Escorihuela, considera que el siniestro, «es una consecuencia de la gestión y la política del PP», que fomentaba la conversión de las tierras en solares para impulsar la especulación inmobiliaria.
La citricultura tradicional ha dejado de ser rentable. Los bajos precios que cobran los agriculturas por sus cosechas, el minifundismo y el envejecimiento de los labradores que convirtieron el campo en una segunda actividad ha forzado el abandono de miles de hectáreas de cultivo en los últimos años. Es un problema general que se agudiza en Cullera ante la voracidad constructora del desarrollismo ligado a la actividad turística. El número de planes urbanísticos que se proyectaron durante los años de bonanza económica era insólito a ambos lados de la desembocadura del Xúquer. Las expectativas de negocio alimentaron mucho la compra-venta de terrenos y, por tanto, el abandono de cultivos.
Los ayuntamientos han respondido a la proliferación de tierras desatendidas con ordenanzas que obligan a los propietarios a mantener límpias sus parcelas, aunque muchos no cumplen con esas obligaciones. El resultado es un aumento de plagas y la multiplicación de los efectos de los incendios, que ya son habituales en Cullera. Marc Joan, que acaba de tomar las riendas de la concejalía de Agricultura, mira atrás en busca de responsables: «Los gobiernos del PP fomentaron la crisis agrícola al favorecer que los propietarios vendieran sus tierras para que los grandes empresarios, en connivencia con las direcciones de los bancos y cajas, pudieran especular con los terrenos».
El estallido de la burbuja inmobiliaria, añade el edil, ha dejado un grave «despropósito ambiental, con miles de hectáreas de cultivo abandonadas con todos los problemas y peligros que ello comporta». Marc Joan c0mpleta su análisis acusando a los anteriores gestores del PP de inactividad en la gestión del medio rural.
«Que un concejal politice la desgracia de una familia y nos culpe de su fatal accidente nos parece vergonzoso, deplorable y de muy mala educación», replican los actuales dirigentes del PP cullerense, que también recuerdan que las competencias sobre la limpieza de parcelas rurales y cerramientos de cultivo «son desde hace ya muchos años del Consell Agrario, por lo que el ayuntamiento sólo se dedica a que la ordenanza municipal sea efectiva».
El PP dispara por elevación contra el alcalde, el socialista Jordi Mayor. «Que permita al concejal hacer ese tipo de declaraciones y no le dé un toque de atención también es vergonzoso», subrayaban ayer antes de reclamarle que destituya a Marc Joan y le fuerce a dejar su escaño.
