«La falla Camí Nou al seu faller, en Bernardo Mazo Martínez, en reconeiximent al seu compromis, dedicació i fidelitat». Una placa con esta inscripción recibieron al mismo tiempo que el presidente de honor de esta comisión alcireña otros siete falleros en el Sopar de la Botifarrà, servido en la Sala Natura tras la presentación de la fallera mayor que tuvo lugar en el Gran Teatro el 23 de enero. Los otros siete agraciados con la distinción fueron Amadeo Pous, Juan Ferrer, Salvador Andrés, Juan Vivas, Jesús Rodríguez, José Huguet, Manuel García y Bernardo Mazo, acompañados, como figura en la foto, de Emilio Esparza, presidente de la comisión, de las falleras mayores, Marga Mármol y Nerea Aliques y del presidente infantil, Joan Piera.
La historia de esta recompensa o distinción nos retrotrae a 1968, año en que la falla Cami Nou dejó de plantar el monumento hasta 1972. Durante ese tiempo se plantó en la barrida lo que se conocía entonces como «falla de cadetes». En 1971, en el bar 4-4, situado al principio de la calle Pérez Galdós, se reunieron unos veteranos falleros de Camí Nou, entre ellos, Pepe Gimeno "el Paeller"; Juan Vivas, los hermanos impresores, Arturo y Pepe Cuenca; Salvador Andrés, Bernardo Magraner, Manuel García, Pepe Huguet y Juan Miravalles, para proyectar lo que sería la falla gran en el siguiente ejercicio.
A Juan José Tarrasó, fallero de esta comisión, se le ocurrió la idea de «recompensar» a estos falleros que nombrábamos al principio con una distinción por ser los que fabricaron la continuidad de la fiesta a lo «grande».
«Una falla ni gran ni infantil», la de cadetes o juveniles, fue un invento de Alberto Rubio, presidente de la Junta Local Fallera. A Camí Nou se le ocurrió plantar una única falla de la que fue presidente Joan Olaya y fallera mayor Reyes Pascual, siendo el artista fallero Salvador Soria, que consiguió el primer premio.
«Ara va de bo» era la segunda etapa de la falla Camí Nou. La impulsó un grupo valiente, como ya hemos dejado constancia, que partió desde cero pero con mucha vitalidad y entusiasmo obtuvo el segundo premio del Ninot, que había diseñado Joaquín Gómez Perelló; también el segundo para la falla mayor y primero para la infantil. Amparo Pilar Camarena fue la fallera mayor de aquel año, Clara Magraner la infantil y Adrián Campos el presidente de la comisión.
La falla Camí Nou también participaba en las emisiones falleras que programaba Radio Alzira. Consistían en representar en la ribereña emisora de la plaçeta, una especie de obra radiofónica, generalmente en verso, que introducía a las comisiones en el año fallero. Existía en aquellos años una generación de poetas que usaba su ingenio para producir cada lunes un programa de radio de gran resonancia protagonizado por las falleras y falleros . Las emisiones falleras de la entonces falla calle Gandia estaban escritas por Enrique Aranda Piera y llevaron por título, entre otras, «Cabalgata fallera», «Carta el señor alcalde», «El jui de les falles», «El quadre màgic», o «Conte i moralitat».
Algunas fallas de Alzira, cada año «editan cultura» publicando libros de autores alcireños, de los que resumimos algunos de los volúmenes que han ido apareciendo. Entre ellos se hallan «50 alcireños ilistres», de Salvador Andrés Pascual; «Alzira y la música», en el que colaboraron Rafael Sifre, Salvador Andrés, Eleuterio Grau, Pablo Ausina, Enrique Marzal, Bernardo Montagud y Alfonso Rovira; «Alzira. Toponimia, imagenes y documentos», de Aureliano Lairón; «Las ordenanzas municipales de la villa de Alzira», tembién de Aureliano Lairón; «Páginas de la historia de Alzira», de Aureliano Lairón; «Antología histórica de Alzira», de Salvador Andrés, y las últimas publicaciones -siete tomos- desde 1995, de «Crónicas de un pueblo», del que suscribe, que podrían ser nueve tomos, puesto que existen más de 200 crónicas sin recogerse en esta colección de crónicas locales.
