La bahía de Cullera posee unas características medioambientales y paisajísticas de gran valor. Esas peculiaridades llevan implícito un gran potencial turístico que el ayuntamiento pretende explotar con la creación de una reserva marina que propicie el estudio y la conservación ambiental y arqueológica de dicho enclave. La zona de limitación de usos abarcaría los primeros 200 metros de playa. Atraer turismo de buceo es uno de sus objetivos.

La propuesta ha partido del Grupo para el Estudio y la Conservación de la Bahía de Cullera (Grebacu), una asociación de apasionados del mar y su preservación de la que forman parte el arqueólogo municipal Kike Gandia; la ambientóloga especialista en la gestión y conservación de espacios marinos Sara Herrero; el presidente del Club de Buceo Delfín de Cullera, Óscar Pellicer, y José Antonio Puig, director técnico del Centro de Actividades Subacuáticas Delfín de Cullera. El gobierno local, formado por representantes del PSPV y Compromís, creará una comisión mixta que analice esa posibilidad y busque el consenso entre las partes implicadas: ayuntamiento, impulsores, pescadores deportivos y cofradía de pescadores.

La creación de una zona de limitación de usos en la costa este del municipio permitiría comprobar el impacto que las actividades recreativas extractivas tienen en el mantenimiento de la fauna costera de la bahía. La intención es crear una zona de usos controlados. Ello podría traducirse en un incremento notable de la biodiversidad marina en el área de actuación. El proyecto inicial plantea que esa zona se sitúe entre la línea de playa y los 200 metros en línea recta hacia el mar. También se delimitaría un área de protección especial de 200 metros en torno a la Penyeta del Moro por su gran importancia ecológica. Se tomarían como puntos de referencia el Mareny de Sant Llorenç, el cabo de Cullera y el sur de El Brosquil. Se pretende hacer coincidir la línea límite de la zona de actuación con la línea de boyas que todos los veranos se coloca en el término para proteger a los bañistas de posibles choques con embarcaciones.

El alcalde, Jordi Mayor, quiere abrir un proceso de participación en el que todas las partes que tengan algo que decir al respecto se impliquen y se salga con una propuesta de consenso que será remitida a la Generalitat, competente en esta materia. Mayor matiza que en la zona delimitada de usos controlados se seguirían permitiendo las actividades habituales en las playas con la excepción de la pesca recreativa con muerte. La pesca profesional no se vería afectada al tener ya delimitada un área de extracción legal.