El calendario con las autorizaciones para el montaje de carpas que el gobierno municipal confirmó el lunes en una asamblea de presidentes ha causado malestar en algunas fallas. El presidente de Caputxins, Francisco Chillarón, puso voz a ese malestar y ayer mismo presentó un escrito en el ayuntamiento en el que no duda en señalar que «esta decisión unilateral y autoritaria del gobierno municipal supone un ataque frontal a nuestra principal fiesta y contra nuestras tradiciones». Chillarón, que ante el anuncio que ya había realizado el tripartito de no autorizar el montaje de ninguna carpa en el mes de febrero había solicitado entrar en el primer lote -a partir de las 15,30 horas del viernes 4 de marzo-, se encontró para su sorpresa que no podrá hacerlo hasta el viernes 11. Expuso su queja y abandonó la reunión. Ayer, lo hizo por escrito. «Nos han jodido la semana gastronómica y la fiesta del cerdo, que tendré que hacer en la calle», explicó a Levante-EMV, mientras detallaba que pasará de montar la carpa el 27 de febrero en 2015 al 11 de marzo.
El calendario aprobado por el ayuntamiento autoriza el montaje el día 4 a las fallas que no obstaculizan «el tráfico ni la actividad diaria» y deja el grueso para el día 11, explicó la concejal de Policía, Sara Garés. En el primer caso se encuentran Tulell, Germanies, Ana Sanchis y pocas más. Caputxins alega que su carpa también se monta sobre una plaza, la de la Medalla Milagrosa, pero el ayuntamiento defiende que se trata de una zona de aparcamiento, por lo que la excluye del primer grupo. «Se trata de un párquing público, está el centro de salud muy cerca y se reciben muchas quejas, no es una plaza», explicó Garés, mientras defendía que el ayuntamiento pretende aplicar un criterio «para todos igual» que ayude a conciliar la convivencia entre comisiones y vecinos.
Chillarón comentó que existe un malestar en las fallas y, en su escrito, señala que el ayuntamiento muestra una «gran ignorancia sobre el funcionamiento y necesidades de organización de las comisiones». Llega a declinar cualquier responsabilidad en caso de accidente al no autorizarle el consistorio a vallar el entorno de la carpa. «Los falleros empezamos a estar hartos de ser el blanco de las críticas malintencionadas de algún sector de la población sobre nuestro civismo y de que se nos adjudique el sambenito de que cortamos las calles y hacemos imposible el tráfico».
