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El embalse devuelve la vida agrícola a Real

Los agricultores recuperan 1.500 hanegadas abandonadas al disponer de agua barata La cantera da permiso para llenar la segunda mina

El embalse devuelve la vida agrícola a Real

Sobre un paisaje árido repleto de campos abandonados en el entorno de las canteras de Real se abren paso cada vez más parcelas recién roturadas y con nuevas plantaciones. La posibilidad de disponer de agua a un precio económico tras la conversión de la primera mina en un gran embalse, aprovechando que se trata de un terreno impermeable, ha propiciado la recuperación de alrededor de 1.500 hanegadas de cultivo en apenas «dos o tres años», según destaca el presidente de la Comunidad de Regantes la Serreta y l'Escala, Herminio Jorge, que ha impulsado este innovador proyecto -los técnicos que han trabajado en el mismo confirman que no conocen precedentes similares en España- que persigue un aprovechamiento máximo del agua en una zona deficitaria con su acumulación en una cantera ya agotada que, al mismo tiempo, se regenera.

De hecho, los regantes han plantado en el perímetro del embalse unos 3.000 cipreses, 3.000 adelfas y más de 2.000 plantas de romero y salvia con el objetivo de convertir esta zona en un «oasis», según explica el secretario de la comunidad, José María Forés. El proyecto también tiene perspectivas de ampliarse ya que, según ha confirmado Forés, ya ha obtenido la autorización de los propietarios de la cantera para poder utilizar el segundo vaso de la mina que sigue en explotación como depósito, aunque la comunidad deberá tramitar el proyecto de regeneración para poder hacer uso del mismo. Cabe señalar que la conexión entre las dos canteras está ya realizada y la primera mina está muy cerca de su capacidad de almacenamiento máxima.

Barranco del Algoder

Una lámina de agua de 66.000 metros cuadrados cubre en esos momentos la primera cantera. Hermino Jorge detalla que el embalse alcanza los 25 metros en el punto de mayor profundidad y que, con unas reservas próximas al hectómetro cúbico, ya garantiza el riego durante un año en todo el término municipal.

La comunidad recoge el agua procedente del barranco del Algoder -una fuente hoy seca vislumbra que no hace tanto tiempo el manantial era incluso mayor- que utilizaban los regantes de La Paridera, la primera sociedad fusionada con la Serreta como base del proyecto. Ésta se canaliza aprovechando el desnivel a través de una conducción de unos cuatro kilómetros hasta la cantera a la que, en un principio, también se aportó caudal de los pozos de riego en horas de energía más económicas.

Desde la mina se eleva el agua a tres grandes depósitos -Font de la Morera, la Serreta y l'Escala- que permiten distribuirla por gravedad a las cerca de 13.000 hanegadas a las que se dará cobertura una vez se consume la fusión de todas las comunidades de regantes que hay en el término y que abarcan también campos en Montroi. Una planta fotovoltaica flotante bombea el agua a una de las balsas. El proyecto inicial contemplaba la instalación de cuatro para reducir al máximo el consumo energético. «Sería lo ideal», comenta Santiago Guillem, el ingeniero encargado de la asesoría técnica, si bien la comunidad no ha recibido las subvenciones previstas por el uso de este tipo de energías y ha optado por un sistema mixto y, de hecho, trabaja en estos momentos en llevar una línea eléctrica a la cantera para disponer de más potencia.

Los planes de la comunidad también contemplan que, con la inminente fusión con la Sèquia Mare, que recibe las aguas del río Magro, se pueda aprovechar también el caudal que ésta tiene asignada para bombearlo con plantas fotovoltaicas hasta la cantera y poder disponer del mismo cuando haga falta, explica Herminio Jorge.

El presidente de la comunidad, pese a la satisfacción por los resultados y expectativas del proyecto, lamenta que la Conselleria de Agricultura no le permita que una subvención que tenía asignada para la instalación de hidrantes la reconduzca para financiar los gastos de este proyecto. «He ido a varias reuniones y me dicen que no puede ser, pero yo digo que rectificar es de sabios», comenta Herminio Jorge.

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