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Las pinturas republicanas de Claros emergen del silencio

El MuVIM expone la obra del artista de Sueca que debió exhibirse junto al «Guernica», de Picasso en la Exposición Internacional de París en 1937

Las pinturas republicanas de Claros emergen del silencio v. m. p.

Hay obras de arte que llevan tras de sí una estela de situaciones y anécdotas. Este es el caso de los tres cuadros de Alfredo Claros (Valencia, 1893-Sueca, 1965) que se exhiben el MuVIM de Valencia desde el pasado día 11 hasta el 22 de mayo bajo el enunciado «La Modernitat republicana a València. Innovacions i pervivències en l'art figuratiu (1928-1942)». Las tres piezas del pintor que en 1994 fue declarado Hijo Adoptivo de Sueca a título póstumo, con mayor o menor recorrido, tienen su particular historia.

Claros pintó en 1937 La Piedad. Se trata de un óleo sobre tela, 170x142 centímetros que realizó expresamente para el Pabellón de la República Española de la Exposición Internacional de París. Su trabajo fue seleccionado en Valencia junto a obras de otros artistas que deseaban contarle al mundo la guerra que estaba dividiendo a los españoles. «Siempre habíamos pensado que el cuadro llegó a París, aunque luego supimos que no», afirma Cristina Pons Claros, nieta del pintor. Asunción Escrivá Carrasco sostuvo en la tesis que finalizó en 1981 que el cuadro estuvo en la capital francesa. Sin embargo «no hemos encontrado ninguna documentación que lo acredite», observa la nieta.

El pabellón español abrió tarde, el 12 de julio, cuando la muestra lo había hecho el 24 de mayo. Pons Claros maneja la hipótesis de que en el proceso de montaje de la exposición se quedaron sin espacio para la cantidad de obras que esperaban. «Y las que enviaron posteriormente ya no cabían y se pararon en la frontera», explica.

La pintura de Claros iba a compartir espacio con el popular Guernica de Pablo Picasso que se exhibió en aquella exposición donde también se mostraban obras de Julio González, Joan Miró y Josep Renau, entre otros. El suecano Enrique Moret aportó En la España leal, escultura que desapareció tras el evento y que reprodujo una vez exiliado en Cuba. La obra se exhibe ahora en el vestíbulo del Centre Cultural Bernat i Baldoví de Sueca.

Un hermano del artista que vivía en Barcelona se responsabilizó de recoger La Piedad para evitar su extravío. Le quitaron el bastidor y la devolvieron enrollada debido a sus grandes dimensiones. Y así apareció en un desván de su casa, años después de la muerte de Claros, cuando la vaciaron para trasladarse a otro domicilio. Recolocado el lienzo sobre un nuevo soporte pasó a manos de la hija del pintor y, por último, a Cristina, la nieta que lo tiene en su domicilio.

La propietaria de la obra explica ahora que Claros se inspiró en personas de su entorno para pintar a algunos de los personajes representados en la escena. Así, la madre vestida de luto tiene la cara de la hermana de la esposa del artista; el rostro del miliciano corresponde a Pedro el horchatero, abuelo de la actual senadora Dolors Pérez; mientras que el joven muerto está inspirado en Vicent Carrillo, suegro del pintor suecano Conrado Meseguer.

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