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El alcalde multiusos

García acompaña al policía de Alcàntera ante cualquier altercado e incluso en tareas de vigilancia «Si la gente te conoce, se abre más» El sábado medió en una discusión de pareja y ayudó a cargar la marihuana requisada

El alcalde multiusos

El policía local de Alcàntera que en la madrugada del sábado descubrió una plantación de marihuana cuando entró en un domicilio para mediar en una discusión de pareja cogió el teléfono para alertar primero al Centro de Emergencias y, acto seguido, a su alcalde. Eran las 7,20 de la mañana, pero Julio García no tardó en personarse en la vivienda de la calle Ausiàs March, tranquilizó en un primer momento a la pareja y ayudó después a cargar las plantas de marihuana en un vehículo que el ayuntamiento puso a disposición de la Guardia Civil. No se trata de una competencia propia de la alcaldía ni va en el sueldo de 1.450 euros mensuales que percibe el alcalde, pero no es la primera vez que García interviene en apoyo de la policía cuando se da una situación extraordinaria en su localidad.

La falta de medios -Alcàntera y Càrcer trabajan en un proyecto de asociación de policías locales para mejorar el servicio ya que, en el primer caso, únicamente dispone de un agente por turno- y, según apunta, su carácter, le llevan a acompañar al agente de guardia si se produce un altercado o incluso, en algunos momentos, cuando sale a vigilar por la huerta. «Soy consciente de que hago cosas que van más allá del cargo, pero uno no es alcalde para cobrar un sueldo, si algún día me llevo un bofetón igual entonces me lo pienso dos veces, pero si la gente del pueblo ve que te preocupas está más segura», comenta García, que reconoce que ha llegado a hacer alguna «ronda nocturna» en solitario al recibir el aviso de la presencia de algún vehículo sospechoso por la localidad. «La gente está muy preocupada por el tema de los robos, si el policía acaba su jornada y me dicen que hay un vehículo sospechoso por Alcàntera, antes de acostarme hago una ronda con mi coche y si tengo que llamar a la Guardia Civil, llamo», relata.

García considera que su mediación cuando hay una pelea o discusión ayuda a calmar los ánimos. «Normalmente, como es gente del pueblo que conoces, si ven a una persona que les resulta familiar se abren más, no es lo mismo que actúe la policía o la Guardia Civil, el alcalde hace en este caso de intermediario, un poco de psicólogo», comenta, mientras recuerda que uno de los implicados el sábado estaba trabajando para el ayuntamiento con un contrato de dos meses «y me pidió llorando que le disculpara porque decía que me había fallado». García tiene claro que el cargo no le da ninguna autoridad para entrar en un domicilio particular y que sólo lo hace si los afectados le invitan, pero afirma que es habitual que lo hagan cuando le ven llegar.

Por otra parte, explica que «normalmente» acompaña al agente de servicio cuando sale de vigilancia por el campo. «Tenemos un término municipal pequeño, sales, hablas con la gente y eso da seguridad. Mientras yo hablo con personas que conozco, el policía puede pedir la documentación a un camión para comprobar quién está cogiendo la naranja y, si el dueño del campo no está, le llamamos para comprobar que no están robando», explica.

Julio García asumió en mayo por primera vez la vara de mando y considera que uno es alcalde las 24 horas del día. Entiende que los vecinos de este pequeño municipio de apenas 1.400 habitantes valoran su forma de ser. «Creo que soy una persona querida por todos, desde niños de 7 u 8 años que me dicen por la calle Julio o alcalde, a personas mayores, y eso te da mucho cariño», comenta.

A su juicio, «si eres un alcalde que das la cara tienes que darla en todos los sitios».

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