El Museu de la Festa de Algemesi acoge hasta el sábado una exposición colectiva de colmenas que empezó su andadura en Montroi, municipio que tiene a gala ser el mayor productor y exportador de estas cajas que son a la vez vivienda y lugar de trabajo de las abejas. Los doce artistas participantes han manipulado a su antojo el interior y el exterior de las colmenas. En Fivamel visitaron la muestra casi 3.800 personas. Representantes de Greenpeace han alabado la originalidad de los artistas de la exposición a la hora de dar un enfoque creativo a la dramática situación que atraviesan estos insectos.
La utilización de algunos mecanismos sonoros, como es el caso de Madafaca & The Toxic Kivvi o lumínicos como ha hecho Rafa Morata, generan sorpresa. Hay quien se decidió por el retrato, como Alfredo Pardo, que tras realizar unas cuantas sesiones fotográficas, pintó sobre tabla la impresión que producía en los modelos el fluir cálido y a la vez viscoso de la miel. Los hay que se decidieron por la materia como es el caso de la escultora setabense Inma Abarca con sus placas de parafina. El vuelo de las abejas se refleja en los círculos blancos sobre acetato del artísta y músico Jordi Almiñana. Mucho más sutil y etéreo son las pinturas de Maria Marchirant ya sean sobre tabla o papel. Cartulinas y de muchos colores, configuran el herbario imaginario que ha desplegado Ana Martinez Morlanes, quien comparte espacio con otras dos artistas, la grabadora Marisa Perales Trescoli, que compagina la acuarela con el aguafuerte, y Araceli Carrión quien ha confecionado con telas e hilos todo un universo en el que el visitante más que perderse termina por encontrase.
Apicultura y diseño
La tipografia y el colorido se despliegan en la colmena de Teresa Queralt, que actúa como un poderoso imán para el público infantil. Los adultos reconocen en las piezas recicladas de Francesc Piera la enorme aportación del mundo apícola al diseño. Por último, Josep Moltó enumera en su trabajo cada una de las propiedades beneficiosas de las abejas.
Esta muestra tomará caminos distintos según el criterio de los autores. Algunos han decidido recuperarlas, mientras que otros continuan con la itinerancia que las llevará al museo de la miel existente en Tarragona.
