Indignación e impotencia. La propietaria de un refugio de animales ubicado en Llombai encontró el martes a dos de los cinco perros que se le habían escapado el día anterior con una herida de bala y no oculta su preocupación por lo que haya podido suceder a los que todavía no han aparecido. Está muy reciente el caso de «Blanco», otra de sus mascotas que semanas atrás encontró atrapada en un lazo, «una trampa de caza totalmente ilegal -advierte- que casi destripa al animal». La propietaria de estos perros está a la espera de recibir el informe del veterinario sobre las heridas de los dos últimos canes para interponer una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Llombai, a la que tiene previsto adherirse la protectora SOS Animalades, que tiene su sede en el Marquesat, según confirmaron ayer fuentes de la asociación.

Cinco de los once perros que están acogidos en este refugio escaparon el lunes por una abertura en la valla. La propietaria salió a buscarlos y localizó a una perra «con un balazo en el hocico» y a otra con una herida «también de bala» en la oreja. «Yo sé que los perros no pueden ir sueltos, pero eso que están haciendo está totalmente prohibido», comentó esta vecina, que ha expresado amargamente su queja a través de las redes sociales, en las que no duda en atribuir los hechos a algunos cazadores ya que, según comentó ayer Levante-EMV, «los perros les molestan porque ahuyentan a sus piezas de caza». «Casi matan a Manchitas!!!. Así nos la hemos encontrado volviendo al refugio, con un balazo atravesando su hocico sin poder casi ni respirar, sangrando a rabiar y por poco no se ha muerto», relata en su muro de una red social, en la que la protectora SOS Animalades expresa también su indignación, mientras recuerda que algunas prácticas que utilizan los cazadores «están prohibidas y penadas por la ley».

Se da la circunstancia de que la caída de unos pinos durante unos días de viento rompió el pasado mes de febrero la valla del recinto y, en aquel momento, ya se escaparon cinco animales. Los propietarios salieron a buscarlos y encontraron a Blanco atrapado en un lazo, una trampa que no está autorizada para la caza del jabalí. «Estuvo tres días sufriendo enganchada en un lazo y casi se destripa», denunció, mientras no dudaba en valorar este tipo de acciones como «una salvajada grandísima».