La Semana Santa, unida de manera extraordinaria este año a las fiestas falleras, ha sido la mejor de los últimos años. Cullera ha rozado esta vez el lleno. Miles de turistas nacionales, llegados fundamentalmente desde el centro y el norte de la península ibérica, han podido disfrutar de un buen clima, de las playas, y de la excelente gastronomía cullerense.
Las cifras son muy positivas y hacen levantar a los responsables del sector turístico de la ciudad grandes expectativas sobre la campaña estival. Siempre se ha dicho que la Semana Santa es un buen termómetro. La ocupación hotelera de la ciudad costera se ha situado en fallas muy próxima al 98% mientras que en la Semana Santa la mayoría de los negocios hoteleros alcanzó el 100%. Es decir, se ocupó la práctica totalidad de las casi 2.500 plazas que ofrece Cullera en sus hoteles, pensiones y apartahoteles. También es reseñable que en el Camping Santa Marta la ocupación de bungalows ha sido completa. En cuanto a las plazas de acampada, la demanda fue en los últimos días muy próxima al 100%, aunque en fallas no superó el 75%.
Por lo que se refiere a la oferta de apartamentos también se han conseguido cifras muy superiores a ejercicios anteriores, superando el 80% de la oferta real en este sector turístico. Además, muchos vecinos de poblaciones de la Ribera Alta y Baja que tienen su apartamento o segunda residencia en Cullera han aprovechado el buen tiempo de estos quince días para pasar unos días de descanso, relax y de ocio frente a la playa.
Optimismo empresarial
El presidente de la Asociación empresarial de Cullera ACECU, Quique González, se ha mostrado igualmente optimista ante los primeros resultados que se dejan entrever de la campaña, aunque, como Femenía, prefiere ser cauto hasta «hacer un análisis exhaustivo de la situación que permita sacar conclusiones». No obstante, la asociación empresarial ve con buenos ojos «el empuje que está recibiendo la ciudad, lo cual se ve reflejado en estos, a priori, buenos resultados».
Según los primeros datos, la llegada de visitantes del País Vasco ha sufrido un importante incremento, seguida de los ciudadanos procedentes de la meseta, en especial de la Comunidad de Madrid, aunque también se ha comprobado una presencia importante de turistas de las dos Castillas, Extremadura y Aragón.
Los datos de la Semana Santa afianzan la hipótesis del cambio de costumbres: se desestacionaliza el turismo. Han quedado ya muy lejos aquellas largas estancias de los años 80, cuando las familias se tomaban un mes entero de vacaciones. Ahora se buscan periodos más cortos y las vacaciones se reparten en varios periodos anuales. Y la segunda residencia se combina con plazas hoteleras.
