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Casi medio siglo mirando al cielo

Este aficionado ha podido registrar oscilaciones meteorológicas como las temperaturas más altas de la historia en Europa en el mes de mayo

Son las 13 horas. Veintitrés grados centígrados someten a cualquiera bajo el sol y la humedad se sitúa en el 38 %. Los datos son de una exactitud milimétrica y los ofrece un auténtico emblema de la meteorología española. Y es que los años pasan y cuando uno o una se detiene a pensar lleva cuarenta y cuatro años ejerciendo una afición que sabe cuándo empezó pero no exactamente por qué razón.

Es lo que le ha sucedido al vecino de Alberic Francisco Sempere. Lleva ya más de cuatro décadas encargándose de ofrecer los datos meteorológicos oficiales de la localidad a través de una compleja estación, en unos registros que son útiles para conocer también la situación de los pueblos aledaños. Datos de enorme importancia por los relevantes cambios que están aconteciendo en el mundo debido a los efectos del cambio climático por el efecto invernadero.

En la carretera que conecta Alberic con Tous, Sempere cuenta con un termohidrógrafo que le permite conocer exactamente la temperatura y la humedad de todas las horas del día. Desde mediados de los años setenta.

La historia es tan sencilla como que un día se desplazó a la biblioteca pública con el interés (bendita curiosidad) de consultar un libro sobre meteorología. Su motivación inicial se convirtió en una misiva postal a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que le remitió un mecanismo de control que ha mantenido activo hasta el día de hoy. De hecho, extraño es el día que no sube hasta la estación para conocer los actualizados datos.

«El mecanismo es bastante certero aunque hay mejores utensilios para conocer la temperatura, sobre todo por lo que respecta a máximas y mínimas. La Agencia Estatal de Meteorología me lo ha cambiado varias veces para modernizarlo y así conseguimos tener la máxima eficacia», comenta este aficionado a la meteorología.

Cambios meteorológicos

El alberiquense cuenta ya, según comenta entre risas, «con dos herederos que quieren enterrarme antes de hora». «Siempre me dicen que cuando me retire estarían encantados de hacerse cargo de la estación porque les encanta el control del tiempo», agrega.

El hecho es que la meteorología es un mundo que atrae mucha atención y ha propiado una afición creciente. Es vital para conocer la viabilidad de los planes a desarrollar (por simplificar las necesidades humanas), pero también se convierte en centro de la atención mediática cuando, como está sucediendo en los últimos años, se suceden acontecimientos extraños, ya sean altas temperaturas en meses atípicos, lluvias torrenciales que ponen en peligro las cosechas o vientos huracanados que a cualquier atemorizan.

De hecho, la Ribera cuenta con la temperatura récord en el mes de mayo a nivel europeo ya que Antella registró hace varios años más de 45 grados para romper todos los registros históricos.

El meteorólogo de Alberic defiende su actividad al considerar que sus cifras son a veces utilizadas por las agencias de seguros para pagar (o no) indemnizaciones. Hubo un tiempo, recuerda Sempere, en el que sus datos también servían para un gabinete autonómico de meteorología, «que nos pagaban un dineral —recuerda en broma—, algo así como 500 pesetas al mes». De sus cuarenta y cuatro años de trabajos para Aemet nunca ha recibido un euro. Eso sí, recientemente la agencia española le entregó un diploma por su colaboración desinteresada durante décadas.

«Es como una droga, necesito la información. Muchas mañanas me vengo hasta el campo corriendo por la mañana, apunto la información y me bajo. Me sirve también para escribir y paso los datos por el Facebook», relata Sempere, ahora jubilado tras años como profesor de autoescuela en Villanueva de Castellón. Información de primera mano gracias a la afición de un alberiquense.

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