La lucha contra el mosquito tigre y la mosca negra empieza este año antes en Cullera para ser más efectiva y minimizar los efectos de la plaga en la temporada estival. Siguiendo los consejos de los expertos, el ayuntamiento ha acelerado la lucha contra el insecto, que los últimos años se ha convertido en un verdadero problema de salud pública en buena parte del territorio valenciano. Por primera vez, los municipios de la Ribera actúan coordinados y además, como novedad, los vecinos pueden avisar mediante una APP de la presencia del molesto insecto

Hasta ahora siempre se ha actuado tarde, cuando los insectos son adultos y ya resulta prácticamente imposible frenar su proliferación. Los expertos también habían avisado reiteradamente de que la acción conjunta de las poblaciones limítrofes resultaba imprescindible porque la «guerra individual de los municipios contra el mosquito era estéril».

Los técnicos actúan desde la pasada semana en el entorno urbano buscando larvas y huevos del mosquito tigre para eliminarlos y evitar su desarrollo. Posteriormente, se actuará en el término municipal con la intención de controlar la mosca negra en su entorno natural.

El edil de Medio Ambiente, Hugo Font considera que hasta ahora «se estaban despilfarrando los recursos económicos porque el dinero empleado en los tratamientos se echaban prácticamente a la basura, dado que el efecto era mínimo porque se actuaba cuando el problema ya se había extendido y era casi imposible de controlar».

Los vecinos disponen de una APP móvil denominada «Tigatrapp», para dar aviso a la empresa encargada de los tratamientos en caso de que detecten algún foco para actuar y erradicarlo. Se ha querido implicar a la ciudadanía en la lucha contra la plaga, un factor clave para combatirla.

El 60 % de la crianza del mosquito tigre se produce en el interior de propiedades privadas. Piscinas mal mantenidas, desagües, platos bajo las macetas o charcos en los jardines son focos de cría, y dado que son propiedad privada no pueden ser tratados por los servicios públicos sin autorización expresa de los propietarios. El insecto raramente vuela más allá de 400 metros del lugar de cría.