Después de valorar todas las opciones posibles y atender a todas las partes implicadas, el Ayuntamiento de Cullera reubicará este verano el mercado de artesanía del paseo marítimo en la playa del Racó. La decisión definitiva la anunció ayer el concejal de Régimen Interior, Hugo Font, después de un largo proceso de consultas con los diferentes agentes implicados, tanto los comerciantes como el Consell de Turisme. La intención del equipo de gobierno con este cambio es dinamizar la parte del paseo donde se emplazarán ahora los puestos ambulantes y desaturar la plaza del Oasis. El alcalde, Jordi Mayor, indicó que la oficialmente denominada Plaza de la Constitución «presentaba una saturación elevada de ocupación de la vía pública y se generaban aglomeraciones e incluso problemas de circulación». Aglomeraciones que en caso de una emergencia, hubiesen podido incluso provocar serios problemas de seguridad ciudadana.

Con esta medida, se busca evitar estos inconvenientes y se promoverá el flujo de visitantes por toda la playa, para así poder conseguir dinamizar de forma clara el paseo marítimo. La decisión final tomada por el ejecutivo municipal, no considera necesario eliminar estos puestos de venta porque son compatibles con el resto de actividades comerciales de Cullera y además representan un atractivo turístico, según ha declarado el concejal de Font, no obstante se ha querido matizar que era necesaria una reordenación en la ubicación de los tenderetes.

Con el nuevo emplazamiento en el Racó se opta por una solución salomónica ya que por una parte se evitará la competencia directa sobre los comercios del barrio de San Antonio y al mismo tiempo se permitirá a los vendedores ambulantes seguir desarrollando su actividad en una zona más espaciosa y atractiva.

Además, supone una oportunidad de desarrollo de la zona ZAS de Sant Antoni como área comercial para aquellos que quieran seguir ofreciendo sus productos en esta parte de la ciudad. Como consecuencia del cierre en el pasado de empresas dedicadas al ocio, muchos locales han quedado vacíos, por lo cual se plantea la posibilidad de reconvertirlos en comercios que contribuyan a dotar de un mayor dinamismo las zonas afectadas por la ZAS.