El Ayuntamiento de Cullera ha adquirido dos obras del pintor local Emilio Ferrer Cabrera (Cullera, 1888-1962) que estaban en posesión de una galería de arte en Argentina. El gobierno local no facilitó ayer datos sobre el precio de la transacción. Se trata de los cuadros titulados «Maja sobre fondo azul» y «Maja con mantón de Manila», dos óleos sobre lienzo que ya se hallan en posesión del consistorio. El siguiente paso será llevar a cabo su restauración ya que, aunque están en bastante buen estado, requieren un proceso de limpieza y uno de ellos la consolidación de una parte de la pintura. El objetivo es exponerlos al público junto a otras obras de Ferrer Cabrera.

La concejal de Patrimonio, Amparo Jover, ha decidido adquirirlos después de que el Museo de Bellas Artes de Valencia haya certificado mediante un peritaje su autenticidad. Fue la propia Jover quien los localizó a la venta en internet por parte de una galería de arte de Buenos Aires.

José Ignacio Casar Pinazo, director del Museo San Pío V de Valencia, considerada la segunda pinacoteca más importante de España, junto a la restauradora Asun Tena Arregui y el técnico de arte valenciano David Gimilio Sanz se personaron en el ayuntamiento el pasado 2 de mayo, a petición del propio consistorio, a fin de estudiar las pinturas, peritaje que se ha hecho de manera gratuita. Tras examinarlas, el grupo de expertos concluyó que ambos óleos pertenecen al artista cullerense.

El consistorio posee otras dos obras de Ferrer Cabrera, un autorretrato del artista y un retrato del médico Joan Garcés. La Maja sobre fondo azul es la pintura más antigua por la caligrafía del autor, apuntan los autores del peritaje, y por la concepción pictórica. La composición es más formal y académica, sobre todo en el rostro, que responde a una belleza más canónica que contrasta con el tono inacabado de los hilos del fleco del mantón. El fondo es uniforme y neutro. No se tiene certeza exacta sobre la fecha en la que se pintó.

En cuanto a la Maja con mantón de Manila, está fechada en 1922 o 1927 y responde a una estética de corte casticista que recuerda a Romero de Torres o Pinazo Martínez, en la que aparece una manola o maja con teja, mantón de Manila y joyas, sobre un fondo neutro —en este caso oscuro— pero que va degradándose y donde se vislumbran la vegetación del lateral derecho o la plaza de toros del lateral izquierdo, un recurso manierista.