Los vecinos de la zona del Faro, así como los usuarios de la carretera que lleva a la pedanía cullerense, han reclamado innumerables veces por la peligrosidad de la cuesta de la Ermita del Faro tras la conocida como la curva Borrasca. Un problema urbanístico enquistado desde hace décadas y que ahora se solucionará. El Ayuntamiento de Cullera está llevando a cabo las obras para eliminar el punto negro. La actuación consiste en un ensanchamiento de la calzada tras derribar las terrazas de las casas colindantes con la carretera. j. g. cullera