Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«La agricultura de la comarca necesita entrar en un proceso industrial»

«La agricultura de la comarca necesita entrar en un proceso industrial»

La crisis ha provocado que se pierdan numerosos empleos y ha incidido especialmente en la precarización del trabajo. ¿Cómo se sale de ahí?

Es necesario un cambio del modelo productivo para incorporar conocimiento, sobre todo en las actividades que hemos venido desarrollando tradicionalmente. Esto desde la UGT lo hemos repetido muchísimas veces, pero en este momento lo queremos concretar. La única posibilidad de hacer un cambio de modelo productivo que responda a las necesidades de la sociedad valenciana y de la comarca, es a través del diálogo social. En 2009 se firmó el Pavace 2, que era un acuerdo que fue sistemáticamente incumplido, ignorado y maltratado por el gobierno del Partido Popular, y que a partir de entonces rompió toda posibilidad de diálogo.

El sector agroalimentario se ha resentido especialmente, ¿Cómo se podría reconducir esta situación?

Requiere que haya una política industrial. Para nosotros el elemento diferenciador de cómo abordamos el sector no está solo en la producción, sino cómo somos capaces de generar valor añadido tratando el producto, y ese es un proceso industrial. Desde el envasado, procesos de comercialización de la fruta, transporte, logística, hasta las relaciones internacionales que se requieren para colocar el producto. Lo que debemos hacer para superar esa crisis es precisamente abordarlo como un proceso industrial. Le hemos planteado al Gobierno valenciano la necesidad de potenciar el observatorio de la industria para detectar las necesidades de cada sector en cada territorio.

¿Y el sector del turismo?

Nos hemos olvidado de reivindicarlo como una actividad que genere empleo de calidad. Acudíamos a ella como complemento de una ocupación principal, lo que ha conseguido degradar las condiciones laborales asociadas al turismo. Debemos apostar por incrementar la calidad del puesto de trabajo turístico, aportando más formación y habilidades, para conseguir un modelo exitoso de industria turística, que estamos convencidos revertirá en la capacidad de competir del propio sector, y aportará más estabilidad y puestos de trabajo.

Ford de Almussafes y el parque industrial que la rodea parecen una excepción en esta crisis. ¿Sería necesario ampliar el polígono industrial Juan Carlos I?

La historia de Almussafes es sobre todo un éxito sindical. El que hoy en día la planta automovilística esté en un horizonte próximo a los 10.000 trabajadores y exista un polígono industrial con mucha vida y con perspectivas de crecimiento, responde a cómo el acuerdo entre representantes de los trabajadores, en este caso de UGT, y las empresas, es capaz de llegar a soluciones que beneficien a las dos partes. Antes de 2006 la planta estaba condenada a la extinción. En este momento, el polígono de Almussafes, es capaz de atraer a otros sectores a parte del automovilístico. El polígono tiene perspectivas de crecimiento, por lo que invertir en él debería ser una prioridad. A finales de 2015 Almussafes era la población valenciana con mayores contratos en la industria. En la Ribera tenemos tres poblaciones entre las veinte primeras, la primera es Almussafes, Alzira ocupa el sexto puesto y Carlet la decimo novena. Entre las tres tenemos más de un 11% de la contratación industrial en el conjunto de la Comunitat Valenciana.

Este polígono parece saturado mientras que otros, como el de El Pla de Alzira, o el de Sueca, están vacíos. ¿Cómo se podría equilibrar esta situación?

La ordenación industrial se debe hacer con mirada amplia. Se cometió un error histórico construyendo polígonos sin ninguna coordinación entre ellos. La política industrial no puede ser ordenada desde el municipio. Nosotros reclamamos un observatorio autonómico de la industria que ordene la política industrial. No se trata de una competición entre polígonos, sino de ver qué tipo de empresas pueden implantarse en un lugar u otro, donde tengan intereses e instalaciones adecuadas a sus necesidades para desarrollar sus actividades.

Las nuevas generaciones son las más formadas del último siglo, y aún así tienen muy difícil acceder al mercado laboral estable...

Lo primero que se debe hacer es derogar las reformas laborales, es condición sine qua non. No es posible que las leyes estimulen la precariedad. No bastará con cambiar las leyes para acabar con la precariedad laboral, las condiciones de explotación y la dificultad de los jóvenes para acceder al mercado laboral, pero no se puede consentir que las leyes las incentiven. Fundamentalmente la última reforma laboral de 2012, que partía de la premisa de que al dar todo el poder a los empresarios, lo utilizarían para crear puestos de trabajo. Y esto es falso, no se ha producido. El paro juvenil en nuestro entorno continúa superando el 50%. Los modelos de éxito laboral y económico se han producido en condiciones de equilibrio laboral.

Compartir el artículo

stats