Un grupo de desconocidos entró hace diez días, por la noche y en pleno fin de semana en el cementerio de La Pobla Llarga y profanó cuatro nichos, Uno de ellos contenía los restos de un fallecido reciente. Las otras tres sepulturas estaban ubicadas en la zona más vieja del cementerio. Tanto el gobierno municipal como policía municipal descartan la hipótesis del robo y atribuyen el suceso un acto aislado de delincuencia juvenil.

Un vecino de la localidad fue el primero en percatarse de lo acontecido, el lunes por la mañana, y acudió de inmediato a denunciar los hechos a las autoridades. El jefe de la Policía Local precintó la zona, comprobó los destrozos ocasionados a las cuatro tumbas y avisó a la Guardia Civil.

Tres de los nichos que fueron prafanados pertenecían a personas fallecidas entre los años 50 y 60 del pasado siglo. Tras romper las lápidas exteriores y hacer lo propio con la pared de yeso interior, el grupo de profanadores encontró restos de madera y huesos. Presumiblemente, todo hace indicar que se limitaron a contemplarlos, ya que parecían intactos.

La sepultura más reciente ni siquiera disponía de una lápida, por lo que los destrozos ocasionados fueron menores. El ataúd fue encontrado ligeramente fuera de su nicho, pero estaba cerrado. Desde el consistorio se informó a la familia del fallecido de que, una vez realizadas las pertinentes comprobaciones, los restos mortales no se vieron alterados durante los sucesos, lo que tranquilizó a sus más allegados.

De igual modo, el ayuntamiento informó a los familiares de los fallecidos más antiguos explicando el caso e informando de que los estos estaban bien. Una vez recibido el aviso por parte de las autoridades locales, la policía judicial se personó en el cementerio para analizar el escenario y buscar pruebas que permitan encontrar a los autores de la profanación. Las primeras hipótesis apuntan que intervino un grupo reducido de personas o, lo que parece bastante más probable, de gente joven, ya que los nichos afectados eran todos de filas inferiores.

«Gamberrada de mal gusto»

Del mismo modo, no se ha observado ningún patrón que justifique la elección de unos u otros, por lo que se descarta que se trate de ningún robo. «Los restos estaban intactos y, además, no se centraron en mujeres, que en ocasiones suelen ser enterradas con joyas», explican desde el ayuntamiento, «por lo que la conclusión que se obtiene de todo esto es que ha sido una gamberrada de mal gusto propiciada por un grupo de jóvenes que, casi con toda seguridad, habían salido de fiesta y se retaron».

El cementerio permaneció cerrado unas tres horas, aproximadamente, tiempo en el que la policía judicial realizó su tarea de búsqueda de evidencias y los operarios del ayuntamiento, a su vez, hacían todo lo posible para que los nichos volvieran a su estado anterior. Tras las tareas realizadas, el cementerio de la localidad reabrió sus puertas con total normalidad.