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Otra mujer ya falleció hace cinco años tras caer por la escalera de acceso a la ermita

El óbito se produjo un mes después del accidente y no trascendió La víctima tenía 76 años y salía de uno de los rezos de la novena

Otra mujer ya falleció hace cinco años tras caer por la escalera de acceso a la ermita

La funesta caída ocurrida el domingo en las escaleras de acceso al santuario de Nuestra Señora del Lluch que provocó el fallecimiento de una mujer de 82 años tiene precedentes con un resultado similar, no muy lejanos en el tiempo. Una vecina que hace cinco años asistía a la novena que antecede a las fiestas que se celebran en el mes de septiembre en honor a la patrona de Alzira también se precipitó escaleras abajo cuando descendía de la ermita y, pese a que parecía recuperada de la intervención quirúrgica a la que fue sometida, fallecía unas semanas después. El hecho apenas trascendió en su momento, pero lo confirmó ayer a Levante-EMV una de sus hijas, que detalló que su madre se abrió una ceja, se fracturó el pómulo y un brazo, y aunque nadie le indicó que no se fuera a recuperar de la operación, fallecía en los primeros días de octubre. Apenas un mes había transcurrido desde la caída y la mayor parte del tiempo la había pasado en el hospital. La familia piensa que este desenlace tuvo su origen en el porrazo.

Los treinta escalones que, divididos en dos tramos, constituyen el acceso tradicional al santuario del Lluch han sido testigos de numerosos tropiezos, aunque ninguno tan grave como el que sucedió el domingo. Como ayer adelantó este periódico en primicia, las dos representantes de la Asociación de Amas de Casa Tyrius que subían al santuario por la escalera cogidas del brazo para participar en la ofrenda de flores y frutos a la patrona sufrían una caída al perder el equilibrio. La peor parte se la llevaba Rosa Andrés, de 82 años, que cayó de espaldas y sufrió un fuerte golpe en la cabezada que le provocó lesiones irreversibles que provocan su fallecimiento hacia la medianoche del lunes. La presidenta de la asociación a la que acompañaba, Mª Pilar Tello, sufría una fractura de húmero de la que tuvo que ser intervenida.

El accidente ha causado conmoción entre diferentes sectores de la sociedad alcireña -se trata en los dos casos de familias muy conocidas- y en el día de ayer diferentes voces apuntaban la conveniencia de instalar barandillas para que la gente que sube por las escaleras pueda apoyarse al considerar que son peligrosas, especialmente para la gente más mayor. Se trata de escaleras muy amplias y con bastante pendiente, en las que la altura de los escalones no favorece un paso cómodo. Sólo en el lateral izquierdo, en el caso del acceso principal, el muro que cierra se puede utilizar como apoyo.

El Ayuntamiento de Alzira, titular del entorno del santuario, tanto de las escaleras como de la explanada de la Muntanyeta -mientras que la Iglesia es la propietaria de la ermita- ya abordó en el anterior mandato una obras para mejorar la accesibilidad al templo con la construcción de una rampa que permite a cualquier persona con movilidad reducida llegar a la puerta del santuario a pie. Se trata de un acceso para vehículos mientras que el posterior recorrido por un lateral hasta la puerta ya se puede hacer sin ningún desnivel.

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