Se van a cumplir cien años del reconocimiento de Carcaixent como ciudad y, si hay un factor que, a lo largo de este siglo, se ha mantenido inalterable en la localidad es el de la naranja. El cítrico fue clave, en su momento, como motor socioeconómico del municipio y va a serlo también, en pleno centenario, como elemento central de su expansión turística.

Bajo la denominación «Carcaixent, bressol de la taronja», el municipio ha lanzado una campaña de promoción de la localidad, que pretende hacerse un hueco entre los destinos de los viajeros y aprovechar, también, la cercanía tanto a Valencia como a la playa.

Lo que la ciudad ofrece a sus turistas a nivel artístico y como conjunto de paisajes está íntimamente relacionado con el cultivo de la naranja. Tanto los huertos como algunos elementos de arte modernista, véase el almacén de Ribera, van a convertirse en el centro de las diferentes actividades que conmemorarán los cien años de Carcaixent.

Así lo hizo saber ayer el alcalde de, Paco Salom, junto a la edil de Turismo, Paula Lozano, en el acto de presentación del centenario de su declaración como ciudad. A dicha cita, celebrada en el icónico almacén, también acudió Pilar Moncho, diputada de Turismo.

Salom recalcó que, durante décadas, el cultivo de la naranja fue la fuente de negocio más importante de Carcaixent: «Poco a poco se creó un patrimonio rural e industrial que favoreció al desarrollo de la ciudad». El primer edil añadió que ese patrimonio «se ha olvidado durante años y ahora tiene que servir para alcanzar una mayor prosperidad».

Vestimentas y recreaciones

Una gran cantidad de actividades enmarcadas en los actos de conmemoración del centenario se enfocan, como no podía ser de otra manera, en aspectos relacionados con la naranja y los diferentes huertos que rodean al municipio, así como en aquellas décadas iniciales del siglo XX.

A lo largo de este mes se ha realizado un taller de customización de vestuario del que se ha encargado el recién galardonado Pascual Peris. El vecino de la localidad, Premio MAX 2016 por su diseño de vestuario, ha ayudado a los interesados en la confección de vestimentas propias de la época.

Diferentes rutas serán la tónica predominante en los meses venideros, centrándose en los edificios y zonas rurales más características de Carcaixent: l'Hort de Soriano, la Font de la Parra, la ermita de Sant Roc o el almacén de Ribera, algunos de los enclaves esenciales a visitar por los turistas interesados.

De igual modo, durante el mes de junio se enseñará a los vecinos y curiosos cómo era el día a día de la gente y los trabajadores agrarios de la localidad hace ahora cien años. Entre las recreaciones más destacadas, cabe destacar la representación de una serie de rescenas típicas y cotidianas en el casco antiguo y la oportunidad de conocer cómo era una jornada laboral en un almacén dedicado a la naranja. Todo ello culminará en diciembre con una reproducción de la lectura del Real Decreto que concedía el título de ciudad.