Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Descubren los planos originales que permitirán reconstruir la cúpula

El equipo redactor del plan director de la iglesia de Santa Catalina de Alzira localiza el diseño realizado en 1782 por Vicente Gascó para construir la capilla de la Comunión, lo que hoy es el altar mayor.

El trabajo de investigación realizado durante el proceso de elaboración del Plan Director de la iglesia de Santa Catalina de Alzira ha permitido localizar en un archivo público de Valencia los planos originales de la capilla de la Comunión, el actual altar mayor de la iglesia, realizados en 1782 por el arquitecto Vicente Gascó, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y una de las figuras clave de la arquitectura academicista valenciana. Este hallazgo permitiría devolver a este espacio su aspecto original e incluso reconstruir la cúpula derruida a finales del siglo XIX por orden del arquitecto municipal José Camaña debido a «supuestos problemas estructurales».

La reconstrucción de esta cúpula es precisamente una de las propuestas que contempla el Plan Director elaborado bajo la dirección del arquitecto Javier Hidalgo Mora. A través del informe de José Camaña fechado en 1876 se conocen las dimensiones de la cúpula construida finalmente a partir del proyecto academicista de Vicente Gascó. Se han comprobado estas dimensiones, que Camaña ofrece en metros, sobre el proyecto academicista, en el que aún se utilizaban los palmos valencianos, y las medidas coinciden, «por tanto podemos afirmar que la cúpula se construyó fiel a la traza de Gascó. Igualmente, las dimensiones generales del volumen actual coinciden con las reflejadas en los planos, por lo que en líneas generales, la capilla de la Comunión academicista se ejecutó conforme al proyecto realizado por Gascó», subraya Hidalgo.

El Plan Director, que ya ha sido presentado en el Ayuntamiento de Alzira, la Conselleria de Cultura y el Arzobispado de Valencia una vez finalizado, también describe cómo la intervención del arquitecto Gaspar Dies no se limitó a la construcción de la portalada barroca sino que «además de dirigir la obra de reedificación que se produjo en las últimas décadas del siglo XVII introdujo algunos cambios y mejoras en el proyecto del maestro Pérez Castiel, especialmente en el altar mayor, hoy altar de Sant Bernat», algo que ya estudió Eliseo Moreno Burriel en el año 1992.

Este documento que fija los criterios de cualquier intervención en un templo que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) ha permitido realizar por primera vez con un elevado nivel de detalle una hipótesis de la evolución histórico-constructiva de un templo que es el resultado de una sucesión de transformaciones desde que se comenzara a levantar en el siglo XIII, posiblemente, sobre una antigua mezquita. Un equipo interdisciplinar formado por arquitectos, arquitectos técnicos, arqueólogos e historiadores del arte bajo la coordinación de Javier Hidalgo, especialista en intervenciones en el patrimonio, ha elaborado este documento que plantea, como ya adelantó Levante-EMV, tres propuestas estrella: recuperar la sacristía barroca en el lugar que ocupó hasta que en la Guerra Civil fue destruida -este planteamiento choca en principio con la actuación prevista en el Plan Especial de Protección de la Vila-; dejar exenta la torre campanario medieval como estaba en sus orígenes y la recuperación de la cúpula de la capilla de la Comunión construida en el siglo XVIII y sustituida tras su demolición «por una inapropiada y disonante cubierta a dos aguas, incoherente con la arquitectura surgida del pensamiento academicista del siglo XVIII valenciano», expone Hidalgo.

El trabajo constata, como ya revelara Antonio Momparler, que el primer documento del que se tiene constancia que hace referencia directa a las obras de la iglesia de Santa Catalina se remonta al año 1337 -se encuentra en el archivo de la catedral de Valencia- y se trata de un testamento en el que el testador deja 500 sueldos para las obras. «De 1531 data una carta de pago que un carpintero vecino de Alzira otorga a la villa por unos trabajos realizados en la iglesia, publicada por Bernardo Montagud, y reproducida a partir del original en el Plan Director», expone Hidalgo, mientras explica que a partir de ese momento «y especialmente durante el siglo XVII, en el que se produce la total reedificación del templo, las referencias documentales son numerosas, lo que demuestra que la iglesia no dejó de modificarse y adaptarse, algo lógico si se piensa que el templo se transformaba y crecía al ritmo que lo hacía la población y sus necesidades cambiaban», incide.

Un acta de la Villa de 1680 revela la «pésima situación» en que se encontraba la iglesia en ese momento y, según explica el responsable del Plan Director, de un año después (1681) son las capitulaciones que establecen las bases para la contratación de las obras de reedificación de la iglesia según el diseño de Juan Pérez Castiel, el arquitecto más destacado del barroco valenciano. «Éste es el documento escrito más importante que se conserva para entender la evolución histórica de la iglesia, ya que en él se describen minuciosamente las obras necesarias para llevar a cabo el proyecto, aún sin que haya llegado hasta nosotros la traza del mismo», apunta Hidalgo Mora, que recuerda que Pascual Vernich ya recogió este documento y que, dada su trascendencia, en el Plan Director se ha realizado no una mera transcripción «sino su adaptación al lenguaje actual, lo que ha supuesto una enorme dificultad, pues el documento original está repleto de palabras y expresiones propias del mundo de la construcción de finales del siglo XVII, hoy desaparecidas».

El técnico repasa que aunque existen referencias documentales sobre trabajos en la sillería del coro, construcción del púlpito, retablos, órgano?, «no es hasta 1782 cuando vuelven a aparecer documentos fundamentales para entender la evolución del templo». Francisco Gaspar Just, vicario perpetuo de Santa Catalina, plantea al ayuntamiento la necesidad de construir un nuevo cuerpo a modo de capilla a los pies de la iglesia, que además sirva de desahogo «en los grandes concursos que acuden a ella en los días de mayor solemnidad». Sólo tres días más tarde, según la documentación estudiada, se propone escribir al arzobispo de la diócesis para suplicarle el «patrocinio y aprobación de la construcción de la capilla de la Comunión», instando al Arcediano a enviar al arquitecto que considere para «la formación del tanteo y mapa de las obras».

Vicente Gascó fue el elegido para realizar el proyecto de la nueva capilla de la Comunión «a fin de suplir la poca capacidad que tiene la iglesia para lo numeroso del pueblo», tal como se explica en el proyecto que Gascó presenta al ayuntamiento en enero de 1783. La planta de la capilla tiene forma de cruz griega inscrita en un cuadrado cuyo lado es de 89 palmos (unos 20,50 m.), por lo que resultan pequeños espacios rectangulares, en sus cuatro ángulos, con diversos usos. En uno de estos espacios Gascó preveía la construcción de un campanario que no se ejecutó y del que no se ha encontrado ninguna referencia gráfica en alzado o sección, pero sí en planta, expone Hidalgo.

Tras el incendio de 1936 y su posterior restauración en los años cuarenta se alteró la concepción espacial y tipológica del conjunto del templo y de la capilla de la Comunión, que pasó a albergar el altar mayor de la iglesia, anulándose tanto la puerta de acceso a la calle de la Sangre como la cancela que separaba la capilla de la Comunión del resto de la iglesia, que la convertía en un espacio autónomo, quedando ahora completamente abierta a la nave.

Javier Hidalgo destaca que la capilla de la Comunión construida a finales del siglo XVIII es uno de los elementos más interesantes de la iglesia de Santa Catalina desde un punto de vista arquitectónico y artístico que, sin embargo, en la actualidad es un elemento «absolutamente desvirtuado, alejándose mucho su imagen de lo que fue originalmente». Por ello no duda en señalar que una de las mayores satisfacciones de este trabajo ha sido haber encontrado los planos de la capilla de la Comunión que en 1782 realizo Vicente Gascó.

Compartir el artículo

stats