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Los vecinos de Antella ven la plaga de pulgas como un «atentado contra la salud pública»

Sus habitantes destacan el desconcierto inicial ante los repentinos picores que sufrían Los insectos se esparcieron del foco inicial y aparecían en rincones alejados Los restos de los insectos permanecían horas después en la acera y la calle

Los vecinos de Antella ven la plaga de pulgas como un «atentado contra la salud pública»

La plaga de pulgas ha tenido en vilo durante mucho tiempo a los vecinos de Antella. Tras la fumigación del foco principal de estos insectos, el ambiente ha cambiado ligeramente. Ahora, sus habitantes caminan un poco más tranquilos por las vías urbanas, sobre todo por los alrededores de las calles Sant Cristòfol y Puríssima, epicentro del problema. Algunos todavía lucen en sus cuerpos las marcas provocadas por los insectos y no pueden reprimir rascarse de forma compulsiva cuando hablan del tema. «Esto no lo habíamos visto nunca», cuenta una vecina, «en más de cuarenta años que llevo viviendo aquí, jamás nos hemos enfrentado a una situación como esta», explica.

Los vecinos manifiestan públicamente su enfado por un problema que ha causado muchos quebraderos de cabeza a la administración local. Vicenta vive en la zona afectada y es una de las antellenses más indignadas: «Estamos cabreados por toda esta situación, lo que hemos vivido es un atentado a la sanidad pública», clama Vicenta.

Otro vecino destaca que el problema de las pulgas se produjo de forma repentina: «Fue de un día para otro», explica Fernando, afincado en Antella, «pasamos de estar tan tranquilos a sufrir una serie de picores que no sabíamos de dónde venían», comenta. Este desconocimiento no era sólo de los ciudadanos, ya que los inspectores de Sanidad no acertaron en sus primeros intentos de localizar el foco de la plaga. Según explican los vecinos, los técnicos acudieron a la localidad e inspeccionaron una casa, que resultó no ser el núcleo.

Condicionante climático

Ramón es una de las personas afortunadas que evitó la entrada de la plaga en su casa: «Aunque vivo cerca, en mi casa no llegamos a tener pulgas; eso sí, cuando caminabas por allí era inevitable que te atacaran y te llevaras más de un mordisco». Vicenta no contó con tal suerte: «Da igual que tu casa esté limpia, teníamos que tenerlo todo cerrado para evitar que entraran», comenta y cuenta algunos de los métodos caseros que usaban los vecinos: «Nos hemos tenido que untar con aceite de girasol para ver si así las pulgas no se agarraban a nosotros», narra.

Todos los vecinos coinciden en afirmar que las altas temperaturas registradas en los últimos días han sido un factor importante en el desarrollo de esta problemática: «Estamos en una época en la que ya hace mucho calor», explica Paco. «La gente suele vestir con ropa corta y en este contexto el foco de la plaga se aviva», sentencia. Aaron cuenta una anécdota al respecto: «Hace unos diez días estábamos haciendo una mudanza, nos metimos en un garaje y en cuestión de segundos parecía que llevábamos unos calcetines o unas mallas de color gris», relata.

Aunque la plaga estaba focalizada en un único lugar, fue inevitable que los insectos se desplazaran por la localidad usando a los propios vecinos de la localidad como vehículo de transporte. El Barracó de Antella es un bar que se encuentra relativamente alejado de la calle Cristòfol, pero hasta en aquel lugar era habitual encontrar los pequeños bichos: «Algunos clientes venían a tomar algo, a ver el fútbol y traían con ellos las pulgas», comentan los dueños del local.

Tras la fumigación de la casa en la que se encontraba el foco de la plaga, aún son visibles los restos de algunos insectos muertos en la calle. Los vecinos son incapaces de cuantificar la cantidad de pulgas que han visto a lo largo de estas semanas: Unos hablan de «muchísimas», otros señalan que eran «una barbaridad». Lo que sí es cierto es que, a pesar de las penurias por las que han pasado estos días, no se ensañan con el vecino propietario de la casa al que definen como «un buen señor con un pequeño problema».

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