«Los llamados campamentos de refugiados sólo podrían definirse como campos de concentración actuales. La entrada a muchos de ellos está más que restringida». De esta dramática manera se refería Álex Grau a los campos existentes en la isla de Chios, donde estuvo durante quince días de voluntario para ayudar a los refugiados que huyen de la guerra. El pasado día 1 de mayo, tal y como contaba en su edición comarcal el periódico Levante-EMV, partía hacia la isla griega de Chios el navegante cullerense Alejandro Grau. El motivo del viaje no era otro que hacerse con el timón de una de las embarcaciones de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario y así ayudar a los inmigrantes sirios en su llegada a la isla.
El amante del mar, como él mismo se define, acudió a la llamada de la ONG para intentar ayudar en la medida de sus posibilidades y aportar su grano de arena. Grau, aventurero insaciable, partió a la aventura, consciente de lo que se podía encontrar allí pero, según sus propias palabras, «en estos casos la realidad supera, con mucho, a las expectativas, con situaciones personales y vivencias de las que es necesario aprender».
La estancia en Grecia fue de quince días, en los que se vivieron momentos angustiosos. Grau explicará sus vivencias en la isla en conferencias, como la organizada por la asociación cultural K-lidoscopi.
Es la última conferencia celebrada en la sala de exposiciones de la Casa de la Enseñanza de Cullera (que llenó su aforo por primera vez en una conferencia desde que se inauguró recientemente), Alex Grau contó su experiencia, su historia y su vivencia en primera persona y el público asistente se mostró muy interesado por los detalles de la estancia del cullerense en las islas egeas.
El acto contó con la presencia del alcalde de la ciudad, Jordi Mayor; el teniente de alcalde, Hugo Font; y con Toni Picaso, de K-lidoscopi. Un debate posterior entre los asistentes cerró esta interesante conferencia.
