Vecinos de la calle Les Barques de Riola expresan públicamente su malestar con la celebración de la «cordà». Uno de ellos explica que no le desea a ningún otro vecino de la localidad «lo que se vivió en mi casa el año pasado», dice. A pesar de ello, los habitantes de la localidad molestos con la última celebración se muestran favorables a que la fiesta continúe. Quieren mantener la «cordà», pero que esta sea menos molesta para el conjunto de la población.

«Son muchos años», relata este vecino de Riola, «aguantando los desperfectos en mi casa y ni quiero volver a pasar por lo mismo ni le deseo a nadie más del pueblo que pase por mi misma situación», explica. Como él, fueron varios los vecinos que presentaron ante la alcaldesa solicitando que la «cordà» se celebrase en cualquier otro punto de la localidad. A partir de ahí surgió la polémica ante la negación de los organizadores de escoger un nuevo lugar para el espectáculo pirotécnico del 6 de agosto.

Este grupo de vecinos alega estar «en el límite». Uno de los afectados explica que, a día de hoy, su fachada «sigue con algunos desperfectos tras la 'cordà' del año anterior». Aunque, no por ello desprecian la tradición: «Nos encanta la 'cordà', nos encanta la tradición y no queremos que desaparezca, pero el lugar debería ser lo de menos importancia». Según estos afectados, «se está faltando el respeto a la propia celebración y a los vecinos, porque la tradición no habla de generar malestar a los vecinos», sentencian.

Pérdida de espíritu

Este malestar es, según este vecino, el motivo por el que la «cordà» se trasladó al campo de fútbol durante varios años: «La 'cordà' dejó atrás su espíritu y toda tradición para acabar convirtiéndose en puro gamberrismo, es por eso que se tomó la decisión, en su momento, de que abandonaran las calles y se alejaran de la población», sentencia.

Este vecino denuncia malas prácticas realizadas por los participantes de la «cordà» en años anteriores: «Los cohetes y la pólvora entrañan su peligro y había ciertas personas que parecían no darse cuenta de ello y que no prestaban atención cuando los lanzaban o no les importaba dónde acabara impactando el proyectil ni el daño que eso pudiese provocar», explica.

A pesar de que eran conscientes de que en ocasiones anteriores se habían sufrido desperfectos, los vecinos explican que actuaron «de buena voluntad» al permitir que se celebrara, de nuevo, en las calles del pueblo. De igual modo, señalan que no desean repetir la experiencia por una temporada. Por ese motivo quieren que se celebre en otro lugar, pero «sobre todo queremos que la 'cordà' siga en marcha y que los organizadores recapaciten», concluyen.