La Associació Cultural Riola Creu en la Cordà se ha mostrado dispuesta a limitar «a la mitad» la cantidad de pólvora utilizada este año en el festejo para que la calle Les Barques siga acogiendo ese tradicional disparo. El colectivo se siente «ofendido por las acusaciones de gamberrismo» lanzados por algunos vecinos afectados por la «cordà». Al mismo tiempo, rechaza que la celebración del año pasado fuera tan nociva como apuntan sus detractores y, lejos de aceptar las críticas, aseguran que fue «la más pacífica y de más baja intensidad que se ha desarrollado en las calles del pueblo», según su presidente, Juan Luis Rodrigo.
El representante de los organizadores del festejo deplora que la versión vecinal «pueda dar la sensación de que se realizó una auténtica batalla campal por las calles de Riola, porque no fue así, lo que se hizo fue un homenaje respetuoso a uno de los vecinos de la zona, muy querido por todos, que amaba la 'cordà' y que nos dejó hace unos años», ha explicado.
Rodrigo, no obstante, se muestra comprensivo con los vecinos molestos: «Lamentamos que en la noche en la que nos reencontramos pacíficamente con nuestra historia algún vecino viviera un supuesto infierno en su casa, pero no queremos ni pensar lo que esta misma persona hubiese vivido aquella noche con una discomóvil que hace temblar los muebles durante toda la noche», ha señalado.
Rodrigo sostiene que las acusaciones hacia los «coeters» son infundadas: «La intención de proteger las puertas y fachadas y no haber causado desperfectos graves es incompatible con el gamberrismo que nos imputan». Igualmente, el presidente de la asociación ha insistido en que los asistentes «cumplieron en todo momento las normas y las indicaciones establecidas por el responsable del grupo „ él mismo„ sin que se observaran comportamientos innobles u ofensivos».
Las quejas, al ayuntamiento
La Associació Cultural Riola Creu en la Cordà ha explicado que, desde su organización, «se ha intentado dignificar la fiesta respetando tanto a los vecinos como a los horarios y las zonas establecidos para el uso de los cohetes», a lo que ha añadido: «Es cierto que los petardos tienen una trayectoria errática y no se sabe dónde van a parar, pero eso no implica que los daños provocados se realicen con mala intención».
Los vecinos alegaban que sus viviendas seguían con desperfectos, casi un año después. Ante esta situación, la agrupación ha mostrado su comprensión a la vez que ha remitido al ayuntamiento: «Entendemos el malestar entre los vecinos tras un año en el que el organizador de los actos, el ayuntamiento, no ha reparado los daños leves que se ocasionaron». La pena de «coeters» añade que con esa actitud «de poca sensibilidad de cara a los vecinos afectados, no se favorece a la continuidad de la fiesta». Rodrigo ha insistido en que si la asociación «se hubiese hecho cargo de la organización del evento, los desperfectos se habrían reparado en el momento», ha sentenciado.
