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La recuperación de la fauna de Carcaixent se prevé «complicada»

Los técnicos de medio ambiente consideran que el desastre natural será especialmente perjudicial para aves como el búho real o el águila perdicera Exigen inversión en investigación

La recuperación de la fauna de Carcaixent se prevé «complicada»

Los técnicos de medio ambiente afirman que la recuperación de la fauna tras el incendio de Carcaixent «será más difícil» que la de la vegetación. La flora cuenta con algunos mecanismos adaptados al fuego que garantizan su conservación y la posterior proliferación. El caso de los animales supervivientes es diferente ya que se ven obligados a abandonar su hábitat natural y su única solución es acercarse a zonas urbanas en busca de alimento, como es el caso de los jabalíes avistados durante estos días, como informó Levante-EMV.

El técnico medioambiental Joan Aguado explica que la fauna «además de la disminución de población provocada por el efecto directo del fuego sobre los animales, se ve afectada por la destrucción de la vegetación ya que eso implica que muchos animales pierden su hábitat y se ven obligados a abandonar la zona afectada», relata.

Tras un incendio como el de Carcaixent, es «relativamente fácil encontrar las primeras muestras de recuperación de la vegetación», explica Aguado, que añade: «Aparecen rebrotes de especies resistentes o nuevas germinaciones pero la fauna lo tiene mucho más difícil», sentencia. El técnico señala que las especies más afectadas por la enorme pérdida de masa forestal son las aves, «especialmente las que anidan en los árboles o las de rapiña, algunas de ella son especies amenazadas o protegidas como es el caso del búho real o el águila perdicera», comenta el técnico suecano. Estas aves se ven perjudicadas tanto por la destrucción de su hábitat como por la disminución de la población de las presas que les sirven de alimento. De igual modo, las aves que se alimentan de frutos y semillas, o algunos mamíferos, anfibios y reptiles tales como la serpiente verde o la blanca resultan perjudicadas.

Un incendio altera el equilibrio y «se produce un efecto dominó que provoca la desaparición de gran parte de la fauna», explica Aguado.

El lado bueno de las llamas

Aunque, según los expertos, el fuego debe entenderse como «un factor más de los ecosistemas», dice Joan Aguado. Si bien es cierto que la acción humana ha favorecido a su proliferación y a que adquieran grandes magnitudes, los incendios son inherentes a la acción humana y durante millones de años la vegetación se ha adaptado a las llamas y algunas especies de plantas son capaces de garantizar la supervivencia de la especie.

Uno de estos expertos, Artemi Cerdà, va más allá y calma a la población a la vez que ve una cara positiva en este tipo de acciones: «No hay que temerle al fuego ni calificarlo como algo nocivo, de la misma manera que no decimos que el agua es mala porque provoca inundaciones; la naturaleza conoce el fuego y sabe de sus consecuencias, las especies que ahora desaparecen dejarán paso a otras nuevas», explica Cerdà al respecto.

En lo que sí coinciden todos los expertos es en que ahora el objetivo es centrarse en las distintas labores sobre el terreno. Cerdà apunta a «la necesidad de más inversión en investigaciones después de los incendios ya que la ciencia desconoce mucho al respecto» al mismo tiempo que cree que a la hora de afrontar las futuras tareas de repoblación «se tiene que implicar más a la ciudadanía y que sea fruto del voluntariado, en vez de grandes operaciones con maquinaria pesada». Por su parte, Joan Aguado señala la importancia de «no perder de vista que la mejor estrategia es apostar por una mayor biodiversidad: Crear un paisaje diverso, discontinuo y en mosaico, sin grandes masas forestales homogéneas», sentencia.

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