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Los cernícalos cuentan con dos nidos más en edificios de Alzira

La presencia de una bandada de rapaces en la repisa de una ventana de la Plaça de la Generalitat se convierte en un «espectáculo» de naturaleza viva para el propietario del piso y sus familiares

Los cernícalos cuentan con dos nidos más en edificios de Alzira

La familia de cernícalos que anida en el céntrico edificio de la antigua Telefónica en Alzira no está sola. Vecinos de la localidad confirman la existencia de dos nidos más en la zona de la Plaça de la Generalitat. Josep Gregori, residente en un edificio de dicho enclave, explica que tanto él como una vecina de su bloque cuentan con sendas guaridas de estas particulares aves rapaces. Los cernícalos tienen por costumbre anidar en edificios de gran altura, donde se siente protegidos y cuentan con ventaja a la hora de alzar el vuelo. Además, se ven beneficiados de las áreas rurales que forman parte del término municipal ya que merodean los campos en busca de su fuente principal de alimento: Insectos, ratones o reptiles y pájaros pequeños.

El avistamiento de estas aves en Alzira no es un hecho extraordinario, pero sí muy peculiar. Durante años, se han dejado ver en diversas ocasiones, de forma esporádica, sobrevolando el cielo alcireño. El hallazgo de esta familia en una de las principales avenidas de la ciudad ya no es el único caso actual que se conoce.

El alcireño Josep Gregori es testigo de la existencia de otros dos nidos en la ciudad. Los cernícalos han elegido un edificio de gran altura de la Plaça de la Generalitat para convertirlo en su nuevo hábitat, concretamente en las alturas diez y once. Gregori ha seguido con sus propios ojos el proceso de crecimiento de estas aves al gozar de una vista privilegiada desde su ventana, en cuya repisa descansa el nido de los cernícalos.

Gregori explica que vio cómo la hembra de esta especie anidó en un alféizar de su casa. A base de tierra, algunas piedras y ramas pequeñas convirtieron un pequeño recoveco de una finca en el lugar donde dar a luz y cuidar de sus crías. Desde ese momento, aquel espectáculo de la naturaleza se convirtió en una atracción para su familia: «Mi hija de cuatro años y mi hijo de uno se han aficionado a ver a los cernícalos y a sus crías desde el minuto uno», explica Gregori.

En los primeros instantes, Josep Gregori desconocía qué clase de ave se aventuraba a anidar en su repisa: «No teníamos ni idea de que se trataba de cernícalos, de hecho fue a raíz de subir algunas fotos a Facebook preguntando a mis amigos si conocían a la especie y fue entonces cuando me enteré de lo que teníamos en casa», comenta el alcireño.

Un canto peculiar

Este vecino y su familia son testigos del proceso natural de la especie, desde que la hembra pone los huevos hasta el crecimiento de las crías. «Al principio intentábamos no arrimarnos mucho», narra, «corríamos la cortina para poder seguir observando a la madre mientras cobijaba los huevos y así evitar molestarla o que se sintiera amenazada», sentencia Gregori.

Una de las secuencias que recuerda con más cariño es el momento en el que la madre alimentaba a las crías: «Emite un silbido peculiar cuando va a alimentar a sus hijos, por lo que todos nos arrimábamos a la ventana para observar dicho momento, hacerle fotos y grabar vídeos». Un canto que precedía lo que ha acabado siendo todo un ritual dentro de su familia. «Con el tiempo», comenta, «hemos aprendido a diferenciar su sonido característico y me aventuraría a decir que por el "deslunado" de la finca ha escuchado el mismo ruido», concluye. Se trata, pues, de una banda sonora en auge en Alzira.

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