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Temporada veraniega

La sombrilla es alargada en Cullera

La decisión de reservar espacio para hamacas de alquiler y la prohibición de instalar parasoles a menos de seis metros del mar desata la polémica entre los turistas - Unos critican que se privatice un espacio público y otros no ven más que ventajas

La sombrilla es alargada en Cullera

La adjudicación del nuevo servicio de alquiler de hamacas y sombrillas en la playa de Cullera genera opiniones variadas y contradictorias. El cambio de ubicación del servicio de arrendamiento produce mucha controversia. Defensores y detractores de la idea defienden con pasión sus puntos de vista.

Hasta ahora, Cullera y el resto de playas de la provincia de Valencia, eran las grandes discriminadas respecto a la ubicación de las hamacas y sombrillas de pago. Este servicio se venía ofreciendo en las playas cullerenses, pero ante la negativa de la Demarcación de Costas, no se podían ubicar en primera línea del mar, sino que debían de colocarse a 15 metros de la orilla.

Tras muchas conversaciones y reuniones mantenidas por el alcalde de la ciudad, Jordi Mayor, con los responsables de Costas, finalmente se ha conseguido que las playas de Cullera y del resto de la provincia se equiparen, en cuanto a la posibilidad de ofrecer los mencionados servicios, con las playas de la provincia de Alicante.

Un tema controvertido

La ocupación de la primera línea de playa ha sido siempre polémica en Cullera. En los últimos años las carreras que se realizaban a primeras horas de la mañana para poder conseguir un lugar de privilegio ocuparon incluso minutos en los noticiarios de las principales cadenas de televisión. La competencia para plantar la sombrilla en primera línea del mar, dejarla allí y regresar horas más tarde generaba no pocas tensiones. Algunos de los usuarios de la playa se autoconcedían la prebenda de descargar sus sombrillas y regresar a su casa, todavía de madrugada, tras garantizarse el control del terreno que deseaban.

Con la instalación de las hamacas y sombrillas de alquiler en primera línea del mar ha aumentado la controversia. Usuarios que llevan años veraneando en Cullera consideran que la playa es de todos y que no se puede privatizar su uso de ninguna de las maneras, y menos impidiéndoles plantar la sombrilla donde consideran oportuno.

El consistorio sostiene que lo que se busca es dar una mayor y mejor servicio a aquellos que desean aprovechar al máximo su tiempo de playa, a quienes no desean ir cargados con trastos arriba y abajo, y a cuantos no desean darse una larga caminata al despuntar el día.

Algunos reconocen la bondad de la iniciativa pero no todos. Hay diversidad de opiniones. Para todos los gustos. Algunas personas lo entienden, como un matrimonio de Albacete, Eduardo e Isabel, aunque preferirían que las hamacas y sombrillas de pago estuviesen en zonas menos superpobladas, como la zona del Oasis, convertida en epicentro de las protestas vecinales.

«Es una zona pública»

Otros vecinos de la comarca de la Ribera, en especial de la Ribera Alta consideran que en la playa no se les puede prohibir instalar sus parasoles, ya que se se trata de un espacio público y la nueva normativa restringe sus derechos. También vecinos de Cullera, como Emilia, consideran que las hamacas no deberían de estar en primera línea, porque a veces hay que cuidar a niños y no se puede hacer desde la parte trasera de las hamacas privadas.

Por el contrario, María y Pilar, vecinas de Zaragoza, entienden que el servicio de las hamacas y sombrillas instaladas a primera línea del mar permiten «dar un mejor servicio a quienes como ellas vienen a pasar unos días, sin la necesidad de tener que hacer una inversión en la compra de hamacas y sombrillas que después no saben donde poner a la hora de regresar a su ciudad de origen».

Otra opinión a favor del servicio de hamacas llega desde el norte. Patxi, de Bilbao, argumenta: «Cuando venimos buscando estas playas y estas arenas únicas, buscamos servicios de calidad y las hamacas a primera línea nos dejan disfrutar. Y además no son caras en comparación a otras playas alicantinas».

Depende de la edad

Las quejas también van por edades. Los detractores del servicio son los usuarios que superan los 50 años. Y se muestran más favorables las personas de entre los 18 y los 49 años. Opiniones diversas que están obligadas a entenderse. El ayuntamiento, para que los vecinos puedan saber a qué atenerse, ha promulgado un bando recordando que la legislación impide plantar sombrillas a menos de seis metros de la primera línea de playa, por lo que no se podrán poner delante de las zonas reservadas para el servicio de alquiler. Si alguien incumple esta orden se le impondrá una sanción y tendrá que retirar la sombrilla.

Asimismo, en caso de que haya sombrillas plantadas sin la presencia de su propietario en las circunstancias descritas, se procederá a la retirada de las mismas por parte de la Policía Local.

Mejorar la imagen turística

Este paquete de medidas «pretende mejorar la imagen turística del municipio» combatiendo la guerra de sombrillas que cada verano protagonizaban los denominados 'sombrilleros', grupos de veraneantes especializados en ocupar la primera línea de playa desde el amanecer para lograr un lugar privilegiado durante todo el día.

El ayuntamiento pretende dotar a la playa de Cullera «de servicios de calidad que repercutan en la evolución del turismo para poder atraer a visitantes a sus 15 km de playas con la mejor garantía de calidad y servicio.

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