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Los agricultores no cubren los gastos pese a pagarse la fruta mejor que en 2015

El ligero aumento del precio no compensa la gran cantidad de cosecha que se echó a perder por la helada de febrero Los ingresos caen un 25 % respecto al año pasado y los agricultores se plantean cambiar de cultivo

Los agricultores no cubren los gastos pese a pagarse la fruta mejor que en 2015

Los productores de fruta de la Ribera estiman que los resultados de la campaña no cubrirán los gastos de producción. La gran cantidad de fruta malograda por un atípico invierno marcado por las suaves temperaturas y la posterior helada de febrero evita que los resultados sean mejores que en 2015, pese a pagarse el kilo a un precio superior que el año pasado. Los agricultores esperan lo peor y muchos se plantean dejar de producir «un producto que ya no es rentable».

«La campaña ha sido desastrosa», explica el presidente de la cooperativa de Carlet, Vicent Monzó. El ligero aumento del precio de pago invitaba al optimismo. Sin embargo, el atípico y caluroso invierno, que adelantó la floración, y la posterior helada de febrero, que detuvo el proceso de crecimiento y echó a perder hasta el 50 % del total de la cosecha en algunas cooperativas, provocaron una elevada merma de producción respecto a los resultados esperados, empeorando los números respecto al año pasado. «La mitad de la cosecha se ha desperdiciado, y de la que se ha trabajado, ha habido un 'destrío' del 20%, es una cantidad impresionante de merma», comenta Monzó. «La fruta que se ha vendido se ha pagado un poco mejor que en 2015, pero es tan poca que los ingresos se cifran en un 25% menos que el año pasado», añade. De hecho, el kilo se pagaba más barato en 2015, pero la fruta era buena, había en cantidad y se vendió toda. Al final, también se contabilizaron pérdidas pero no fueron tan considerables como las de este año. En Benifaió, por su parte, el presidente de la cooperativa local, Jesús Tortosa, cifra en un 30 % la producción que finalmente se ha aprovechado para el comercio. «Con estos números no se cubre ni los gastos», explica.

A pesar de que los resultados son nefastos, la fruta más tardía ha resistido bastante bien, con mejor calidad, tamaño, forma y sabor, sobre todo los paraguayos. Algunas frutas como melocotón también ha aguantado bien en algunas zonas, mientras que la cosecha de la nectarina ha sido una de las que más han padecido los efectos climatológicos. Además, algunas variedades como el «mirlo blanco» se han perdido prácticamente en su totalidad.

El seguro no cubre las pérdidas

Pese a haber perdido gran parte de la cosecha (algunos campos no se han podido ni recolectar) los agricultores tampoco encontrarán en los seguros una vía para cubrir las pérdidas. «En el mejor de los casos cubrirán el 70 % del daño en los campos en los que la cosecha se ha perdido por completo», argumenta Crespo. Muchos de los seguros solo cubren que pedriscos y lluvia, por lo que es probable que no se hagan cargo de la totalidad de las pérdidas.

Tortosa asegura que el productor, por todos estos inconvenientes, «se siente desorientado» y que estos malos resultados significarán que «el 20 % de los campos se arranquen para cultivar otro producto que sea más rentable para el labrador». En la misma línea se muestra el presidente de la cooperativa de Turís, José Crespo. «Existe una gran incertidumbre. Muchos agricultores ya han comentado la posibilidad de cambiar de cultivo, aunque tampoco tienen medios para acometer una inversión en estos momentos», argumenta Crespo.

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