El Ayuntamiento de Cullera se ha propuesto emprender una mejora de la calidad de los servicios turísticos que se ofrecen a los visitantes y trata de evitar que se reproduzca la denominada «guerra de las sombrillas» que tanta repercusión mediática ha tenido en los últimos años, pero estos propósitos costarán mucho más de lo previsto. Numerosos residentes han hecho caso omiso a la nueva normativa municipal y mantienen la tradición de ocupar la primera línea de playa con las sombrillas que colocan a las ocho de la mañana para asegurarse un lugar de privilegio a pocos metros del mar.

El gobierno pretende mejorar la imagen turística del municipio, que no era muy propicia cada vez que se difundían las imágenes de un numeroso grupo de veraneantes, generalmente jubilados, que aguardaban impacientes desde la primera hora de la mañana a que la policía local, una vez concluida la limpieza de las playas, autorizara la entrada en la arena para correr en busca del lugar que les gustara para instalar en él la sombrilla y pillar de este modo el sitio del que podría, horas más tarde, disfrutar su familia

Para que no se repitieran esas escenas, la máxima autoridad local promulgó la pasada semana un bando recordando que la legislación impide plantar sombrillas a menos de seis metros de la primera línea de playa, por lo que «los sombrilleros» ya no podrían instalar sus parasoles y hamacas delante de las zonas reservadas para el servicio de alquiler.

El consistorio ha comunicado que, si alguien incumple esta orden, se le impondrá una sanción y tendrá que retirar la sombrilla. En caso de que haya sombrillas plantadas sin su propietario en las circunstancias descritas, el bando hace saber que se procederá a la retirada de las mismas por parte de la Policía Local.

A pesar de la puesta en vigor de esa nueva normativa, siguen colocándose sombrillas en primera línea de la costa a las ocho de la mañana. Sus propietarios las dejan plantadas sin nadie las ocupe hasta que, sobre las diez y media o las once de la mañana, comienzan a bajar los vecinos que las han instalado o bien sus familiares para ocupar el espacio reservado.

La polémica instalación de estas sombrillas en primera línea parece, por tanto, no estar resuelta, esta vez con el agravante de que algunos de los que las ubican a las 8 de la mañana, cuando se abre al público la playa después de que hayan acabado los equipos de limpieza, ahora lo hacen incumpliendo la ley y se exponen a ser sancionados por los agentes municipales. Algunos de ellos dicen desconocer el cambio de la norma y apelan a la tradición.