Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reforestación con paja e implicación de la sociedad

Algunos estudios consideran que una capa de broza sobre el suelo calcinado favorece la repoblación de los montes

Las intervenciones del público asistente a la asamblea ciudadana de Carcaixent fueron mayoritariamente muy fructíferas. Un grupo de vecinos vinculados a la docencia se comprometieron a coordinarse con el ayuntamiento que dirige Paco Salom para desarrollar trabajos de reforestación de los montes afectados en el macroincendio, que llegó a llevarse por delante 2.300 hectáreas. Aportaron además la idea que se estudia en el mundo de la reforestación de aplicar una capa de paja orgánica a la zona calcinada. Facilita, según algunos estudios, la nutrición de la tierra y la aparición de un nuevo ecosistema. Salom explicó que el ayuntamiento debe coordinarse con los técnicos de la conselleria y el ministerio y esperar para conocer cuál es la hoja de ruta a seguir.

Los incendios de tanta magnitud como los de Carcaixent y Bolbaite obligan a replantearse el bosque del futuro. Las pinadas jóvenes arden como la pólvora. Pero los campos cultivados y las especies como el acebuche (ullastre), la carrasca, el lentisco o el aladierno contienen las llamas. «El nuevo bosque debe ser más maduro y resistente al fuego», subraya la directora general de Prevención de Incendios Forestales, Delia Álvarez. La conselleria de Medio Ambiente, como ya explicó este periódico, también aplicará en Carcaixent y Bolbaite esta estrategia postincendio de implicar a todos en el resurgir del nuevo bosque. Entiende que es fundamental que los vecinos vuelvan a sentir la montaña como suya y participen en la gestión forestal. Otra prioridad tras un incendio es recuperar la biodiversidad que en los últimos tiempos se había perdido por la colonización masiva de pinos. En la Vall d'Ebo, en los barrancos, se recuperarán ahora plantas y árboles de ribera (el chopo y el álamo), dado que actúan como cortafuegos naturales. Las 1.715 hectáreas que ardieron en mayo de 2015 ya reverdecen.

El palmito o margalló, una especie rebrotadora, ha surgido con fuerza. A esa regeneración espontánea han ayudado las lluvias de octubre y que estas montañas son bastante húmedas. En un ciclo de pertinaz sequía como el actual, estos montes, incluidos en el LIC de Les Valls de la Marina, confirman que tras un fuego, por devastador que sea, hay vida.

Compartir el artículo

stats