Una de las reivindicaciones que cada año, con la llegada del verano, tenían los comerciantes cullerenses era la de luchar por la erradicación del top manta en la zona de la playa de Cullera. Hace dos años los propios comerciantes llegaron a realizar una manifestación por el paseo marítimo, organizada por Acecu, en contra de esta práctica que se convierte en demasiado habitual y generalizada en las ciudades costeras valencianas. Tras años en los que la venta ilegal en la zona marítima había generado tensiones entre comerciantes y vendedores sin licencia, las diferentes acciones policiales llevadas a cabo contra las mafias que explotan a estas personas han empezado a dar sus frutos y este verano se ha constatado la desaparición del fenómeno en la localidad turística.

El alcalde, Jordi Mayor, se felicitó ayer porque «el trabajo conjunto de Guardia Civil y Policía Local está dando resultado». El primer edil se refirió a las acciones llevadas a cabo para desmantelar la infraestructura de grupos organizados para vender productos falsificados en el paseo marítimo. El año pasado, el fenómeno de los manteros ya registró un descenso importante en el paseo marítimo «y este año podemos asegurar que el problema ha sido erradicado», indicó el munícipe.

Por su parte, el presidente de la asociación de comerciantes y empresarios de Cullera (Acecu), Quique González mostró su «satisfacción total, porque parece ser que al fin el trabajo conjunto de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado han conseguido que este fenómeno de ilegalidad, que tanto perjudica a los comerciantes, haya desaparecido en la zona más turística de Cullera». González quiso «agradecer el importante esfuerzo que se ha llevado desde el ayuntamiento, en coordinación con los cuerpos de seguridad, para hacer que se haya borrado esta venta, que en muchos momentos ha perjudicado, y mucho a los comerciantes de Cullera y muy en especial a aquellos de la zona de la playa».

Durante años, el paseo marítimo de Cullera fue pasto de los denominados «manteros», personas explotadas por mafias que se dedicaban a vender ilegalmente sus productos.

Además, la presencia de cientos de vendedores ocupando la vía pública sin orden alguno suponía un problema de movilidad y seguridad, ahora solucionado.