Rocafort es el único municipio no madrileño o barcelonés que está entre los veinte con mayor renta per cápita de toda España. Por lo tanto, esta localidad de l'Horta Nord es también la más rica de la Comunitat Valenciana, según recoge la Agencia Tributaria en su Estadística de Declarantes de IRPF por municipios del año 2013, presentada esta semana. En esta estadística se pueden comprobar los niveles de renta bruta de todos los municipios españoles con más de mil habitantes (excepto los del País Vasco y Navarra por su régimen foral), así como la renta disponible media tras el pago de impuestos.

Según recoge la Agencia Tributaria, la renta bruta media (es decir, la de antes de reducciones, mínimos y gastos deducibles) de los 3.112 titulares que presentaron la declaración aquel año en Rocafort era de 38.673 euros, y se quedaban con una renta disponible de 29.098 euros tras el pago de los impuestos y las cotizaciones sociales y derechos pasivos a cargo del trabajador consignados en su declaración. Con estas cifras, Rocafort era en 2013 el vigésimo municipio más rico de España, a 20.606 euros del primero, el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón. La renta bruta media de la provincia de Valencia es de 23.006 euros y en la Comunitat de 21.998.

¿Pero es Rocafort tan rico cómo parece? Pues según por dónde usted mire. Si su coche va por la A-7 y gira a la CV-310 en dirección a Godella (el segundo municipio valenciano con mayor renta per cápita) llegará primero a Santa Bárbara, la urbanización principal de Rocafort y una de las más conocidas «y exclusivas» (un término que gusta mucho a los agentes inmobiliarios) de la provincia. Para acceder a esta zona residencial tendrá que pasar primero por delante de una garita de vigilancia y que el encargado levante la barrera. Una vez superado este requisito, se abrirá ante el espectador un paisaje de calles anchas pero sinuosas y de chalés unifamiliares con piscina, palmeras y jardín en el exterior y conocidos apellidos de la burguesía y empresariado valenciano en el interior.

Los precios de estas viviendas, si uno consulta en las inmobiliarias de la zona, van de los 300.000 euros de un modesto chalé a los 2,6 millones de euros por los que se vende una «villa mediterránea seminueva» de 400 metros cuadrados en una parcela de 2.700. Quien opte por el alquiler (normalmente directivos o trabajadores especializados extranjeros de empresas importantes), puede desembolsar hasta 4.000 euros mensuales por un chalé de unos veinte años de antigüedad en una parcela de tamaño considerable.

Uno puede recorrer y perderse durante un buen rato por las calles de Santa Bárbara —e incluso parar en su club de campo privado, jugar al tenis o al minigolf y bañarse en un su famosa «charca» (una gran piscina excavada en la roca)— hasta llegar a la Plaza de España. Este es el punto que, según el alcalde en funciones, Víctor Jiménez Bueso (PSPV), siempre ha marcado la separación entre el «pueblo» y la «urbanización». «Antes incluso había una barrera a la altura del cementerio que impedía pasar a Santa Bárbara», señalaba ayer una vecina de la urbanización.

Además de la vigilancia privada y el tipo de vivienda (y los jardines, las piscinas, los clubes privados o el tamaño y cilindrada de los vehículos aparcados en los garajes) las diferencias entre Santa Bárbara y el casco urbano no son difíciles de encontrar. Por ejemplo, escudriñando en las inmobiliarias. Allí podemos encontrar que un piso de cuatro habitaciones y 90 metros cuadrados en pleno centro de Rocafort se vende actualmente por 63.000 euros, aunque también hay casas «de pueblo» de 168 metros por 290.000 euros y chalés adosados de 370 metros cuadrados fuera de Santa Bárbara por 380.000 euros. Muy lejos de los 2,6 millones de la villa mediterránea seminueva.

Y también se pueden encontrar las diferencias en las urnas electorales. Por ejemplo, en los comicios municipales de 2015 el PSOE se impuso al PP por 225 votos en uno de los colegios electorales del centro y por 73 en el otro. En cambio, en la mesa electoral situada en Cambridge School (uno de los colegidos más exclusivos de la Comunitat Valenciana), donde suelen ir a votar los vecinos de las urbanizaciones, los socialistas quedaron por detrás del PP por 303 votos, e incluso por detrás de Ciudadanos por 135.

«Podría decirse que en Rocafort hay dos sociedades distintas —reconoce el alcalde en funciones—. Históricamente Rocafort es un pueblo cuya principal riqueza ha sido su situación geográfica: está cerca de Valencia y a unos 80 metros sobre el nivel del mar, por lo que desde el siglo XIX la burguesía valenciana ha construido aquí casas, y ha encontrado un buen lugar primero para veranear y ahora para vivir».

Por ello, y pese al empeño de la Agencia Tributaria, Víctor Jiménez reniega del calificativo de «pueblo rico» para definir a Rocafort. «Tenemos una zona residencial que hace que la media suba, pero eso sólo tiene un valor estadístico. La realidad es diferente», asegura. Sonsoles Giner, concejala de Guanyem (partido que se ocupa del área de Servicios Sociales), desgrana algunos datos que contrastan con aquellos 38.673 euros de renta media. «En Rocafort hay 45 familias que reciben ayuda alimentaria por parte del ayuntamiento, y a más de un centenar de vecinos que están en riesgo de exclusión social y que participan en la bolsa municipal de trabajo de tres meses», señalan.

La responsable de Cáritas en la localidad, también rehúye de ese calificativo de pueblo rico. «Nosotros actualmente atendemos a entre 8 y 10 familias a las que mensualmente damos lotes de comida, ropa o les pagamos la luz. Pero en 2008 y 2009 llegamos a atender a 22 familias», señala.