El Casal Popular defendió ayer que su objetivo es «unir a la gente y no crear polémicas inexistentes para enfrentarla». También aseguró vivir ajeno a la política y proclamó su deseo de construir «una sociedad abierta, tolerante y respetuosa» aunque a continuación admitió que el cartel que lanzó para publicitar las actividades que organizó con motivo de las fiestas de Alzira se elaboró con una clara intencionalidad: «mover conciencias» para dar visibilidad al colectivo homosexual tras el «lanzamiento de proclamas» desde la Iglesia católica «que son un ejercicio de odio gratuito hacia mucha gente», según señala el colectivo asambleario alcireño en un comunicado emitido anoche.

La imagen escogida para el cartel presenta la efigie del santo mártir alcireño con los labios pintados de color carmesí. Los ojos y las mejillas del patrón católico de Alzira aparecen igualmente maquillados. Y sobre un fondo muy florido destaca con grandes caracteres el siguiente titular: «La Sant Bernarda». El Partido Popular reaccionó el viernes contra esa figuración al considerar que «ofende a los ciudadanos que profesan devoción a Sant Bernat y difama las imágenes de los santos», por lo que solicitó la retirada de los carteles e instó a la corporación municipal a rechazar ese «ataque» a la historia y las tradiciones. El alcalde, Diego Gómez (Compromís) valoró que la estampa ha sido «poco acertada» aunque matizó que la libertad de expresión también ampara a los autores.

Los miembros del colectivo reconocieron ayer que se decantaron por esa representación artística «con la intención de hacer visible un colectivo que sufre a menudo discriminación por cuestiones de género o orientación sexual». También les motivó el hecho de que representantes de la jerarquía católica —se refieren a al cardenal Cañizares sin citarlo— defendiera a la familia frente a lo que denominó «imperio gay». Todo ello, precisa el Casal Popular, dio lugar a un «cartel ácido, realizado con ánimo de mover la conciencia de la gente». En su opinión, los partidos políticos han usado la polémica como arma arrojadiza «con no se sabe qué intención».

Los integrantes del Casal Popular sostienen que la libertad de expresión «es básica en una sociedad realmente democrática» e interpretan que quien se siente atacado «por una ligera variación de color en la cara de un santo puede que se cierren una puerta en lugar de abrirla para profundizar en el significado» de la obra artística que contemplan.