Las comisiones falleras han decidido acabar con el mandato de Juan Lluesma al frente de la Junta Local Fallera (JLF) de Carcaixent apenas tres meses después de asumir la presidencia. La razón no ha sido otra que la polémica desatada a raíz de la participación de las futuras Falleras Mayores de ???? —que todavía no están proclamadas oficialmente y entre las que se encuentra la propia hija del presidente, Andrea Lluesma Requena— en el desfile de carrozas de las fiestas de Dénia en lugar de acudir las reinas falleras actuales que todavía ostentan el cargo. Los presidentes de las diferentes fallas forzaron la destitución tras resultarles poco convincentes las explicaciones ofrecidas por Lluesma.
Las fallas se citaron en la noche del lunes con el máximo mandatario tras conocer que la Junta Local Fallera de Dénia contradecía la versión del presidente carcagentino. Las distintas comisiones reclamaron explicaciones y Lluesma argumentó que la decisión de llevarse a su hija a la cabalgata de Dénia había sido improvisada por la cercanía de las fechas y la ausencia de las falleras oficiales pero la información que manejaban otros dirigentes era bien distinta: en realidad el ente fallero de Dénia había cursado la invitación a sus homólogos de Carcaixent con suficiente antelación.
El correo electrónico llegó al presidente el día 7 de julio. Al mismo tiempo, quedó constatado que la hija del presidente, Andrea Lluesma, tenía una cita en la peluquería para preparar su viaje a Dénia, lo que hace sospechar que la fallera y el presidente eran conocedores de acto dianense mucho antes de lo que han reconicido.
Los representantes falleros llegaron a preguntarle al presidente de la JLF en la reunión celebrada en la noche del lunes si tenía pensado dimitir. Lluesma descartó esa opción. Destacó que la pasada semana mostró públicamente su arrepentimiento por lo sucedido y llegó a pedir disculpas por lo ocurrido. En su defensa, incluso alegó que anteriores presidente de la JLF habían tenido comportamientos más reprobables que el suyo.
Los argumentos no fueron lo suficientemente convincentes y la reunión acabó convirtiéndose en una moción de confianza a Lluesma. La votación fue demoledora. La inmensa mayoría de los presidentes había dejado de confiar en él. La destitución fue inevitable. Diez presidentes de comisión votaron a favor de su salida del cargo, dos más se abstuvieron y sólo uno votó en contra.
La decisión apartarlo del cargo estaba cimentada no sólo en lo sucedido en Dénia sino también en un precedente anterior que también agravió a las Falleras Mayores de 2016. La llegada de Lluesma a la presidencia de la JLF ya provocó tiranteces cuando decidió que las falleras mayores actuales no subieran al escenario del Magatzem de Ribera durante el acto de presentación de los bocetos falleros de 2017. Esa situación ya generó tensiones que se agudizaron la pasada semana.
La cadena de reacciones la inició Teresa Cabrera, madre de la Fallera Mayor Infantil 2016, y se extendió por las redes sociales. «Si se invita a algún acto a la JLF, deben de acudir en su representación las chicas o niñas que hayan sido proclamadas o presentadas como tal, es decir las que realmente ostenten tal cargo y no alguien que todavía no lo es», reclamó Cabrera, que acusó a Lluesma de realizar una gestión personalista. El presidente de la JLF quería establecer un protocolo «para evitar conflictos en el futuro». En ausencia de esa normativa, Lluesma defendía que siempre decidía el máximo dirigente. «No me imaginaba que la madre de la Fallera Mayor Infantil iba a montar esto. Mi decisión no tenía ningún ánimo de ofender», enfatizó. Cristina Chuliá, responsable de protocolo de la junta, dimitió hace unos días para hacer patente su desacuerdo.
