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Práctica agrícola

Cullera lidera un frente arrocero que pide al Consell reponer las quemas

Los agricultores reclaman abrasar la paja, pese a estar prohibido por la UE, para combatir las plagas

Cullera lidera un frente arrocero que pide al Consell reponer las quemas

Cullera pretende liderar un frente de municipios arroceros para solicitar al Consell que autorice quemar la paja del arroz en toda la superficie de cultivo de la gramínea pese a estar prohibido desde 2008 por la Unión Europea por el efecto contaminante que provoca. El consistorio cullerense ya ha aprobado la solicitud, que insta a la Generalitat a permitir esa práctica agrícola al finalizar la campaña arrocera con carácter excepcional por motivos fitosanitarios. El objetivo es combatir y controlar las plagas que afectan al cultivo. El año pasado el gobierno autonómico ya consintió las quemas en las parcelas más afectadas por las malas hierbas pero Cullera pretende ahora generalizarlo ahora a todo el término municipal.

La solicitud es una iniciativa del Consell Agrari de Cullera. La semana que viene está previsto que se reúnan los alcaldes y concejales de Agricultura de los pueblos afectados por la plaga para abordar la situación y pedir conjuntamente las quemas a la Conselleria de Agricultura. La UE ordenó paralizar las quemas al entender que la combustión de estos residuos genera grandes cantidades de CO2, responsables del efecto invernadero.

Además de los problemas medioambientales, el humo de las quemas de la paja también causa afecciones respiratorias, especialmente perjudiciales para los asmáticos y los ciudadanos que sufren alergias. La ciudad de Valencia y algunos municipios del área metropolitana se han quejados históricamente de los perjuicios que creaba esa práctica.

El concejal cullerense Marc Joan aseguró ayer que espera conseguir una solución intermedia, «como alternar anualmente la quema y la retirada de la paja». El motivo principal de esta demanda, según destaca el edil es que la quema de los rastrojos «es la manera más eficiente de combatir las plagas que afectan y dificultan el crecimiento del cultivo del arroz en el término de Cullera, además de eliminar hongos y enfermedades como por ejemplo el cucat del arroz». De estas malas hierbas, la que más cuesta de erradicar es una planta invasora denominada Leersia oryzoides. Detectada por primera vez en 2013 en Sollana, se intentó eliminar con el uso de herbicidas, pero ahora, a pesar de las medidas aplicadas, está ya dispersa por la mayoría de termas que conforman el Parque de la Albufera.

Con una reproducción vegetativa y un crecimiento vigoroso, la Leersia oryzoides supone una grave amenaza para los agricultores. Tiene una propagación rápida, puesto que el agua facilita que las semillas lleguen a parcelas vecinas y porque algunos trozos de planta se quedan incrustados en las máquinas agrícolas, que si no se limpian suficientemente, los transportan de un campo a otro, implantándolos. Con estos antecedentes, el Ayuntamiento de Cullera considere oportuno reclamar la autorización de las quemas como mal menor.

Otra razón muy poderosa es el exceso de materia orgánica que se acumula en l'Estany y en la Balsa de Sant Llorenç, zonas de Cullera que piden con urgencia la aplicación de la quema, y que según afirmar el regidor, «este exceso deriva en la producción de metano, que origina la putrefacción del agua y consecuentemente, la muerte de los peces».

De los 58´3km2 del término municipal de Cullera, más del 60% de los terrenos se cultivan con arroz. La mitad de los ingresos que se realizan en la agricultura proceden de estas plantaciones. Los arroceros cullerenses siempre se han mostrado partidarios de la quema de la paja por los beneficios que aporta a la agricultura.

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