Últimamente nos hemos encontrando en nuestra ciudad situaciones donde la libertad de expresión raya unos límites cada vez más lejanos de lo que su significado indica y que a pesar de ello, los estamentos competentes oficiales no hacen nada al respecto. Como se ha podido comprobar en el cartel del Casal Popular Alzira donde se ofende a la imagen de San Bernat, de una forma gratuita y con el único fin de publicitarse a costa de hacer burla de una imagen católica y tan respetada en Alzira, tanto por creencias como por historia. El equipo de gobierno de nuestra ciudad se desmarca de este acto diciendo que nada «tiene que ver con el Ayuntamiento y que hacen honor a la libertad de expresión, guste o no». Como portavoz de Ciudadanos (C's) Alzira, creo que no se trata de gustos, más bien se trata de que esta situación dejó de ser libertad de expresión para convertirse en libertinaje, este acto, vacío de valores y respeto, si es deber de nuestro ayuntamiento y más concretamente del equipo de gobierno el denunciarlo públicamente.
Del mismo modo nos encontramos con la fachada de una casa en la zona de la Vila de Alzira (zona declarada de bien de interés Cultural), donde aparece pintada una mujer -muy bien pintada por cierto- con el escudo de nuestra ciudad serigrafiado en su ropa interior, tapando sus partes nobles, esto además de para muchos ser de muy mal gusto, incumple una serie de leyes de protección del espacio urbano (Art. 38, 39 y 40) y de limpieza urbana (Art.32), es deber del equipo de gobierno de Alzira luchar por los derechos y libertades, como también es su deber que se respeten y se cumplan las leyes y ordenanzas que rigen nuestra ciudad, por este motivo no entendemos cómo se deja hacer este tipo de actos sin la más mínima intención de hacer nada -de momento- al respecto por parte del tripartito. Para concluir quiero dejar claro que, lo que yo entiendo por libertad de expresión no es otra cosa que hacer público, sin censura, una forma de pensar, pero esto no es absoluto, la libertad de expresión implica deberes y responsabilidades, fundamentalmente para proteger los derechos de terceros, del Estado, del orden público o de la salud moral de la ciudadanía, disfrutemos de nuestra libertad de expresión, sin saltarnos la ley y como no, sin dañar la moral o creencias de nuestros conciudadanos.
