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El precio de la sandía se dispara

Hace varias décadas, la cooperativa de Cullera llegaba al millón y medio de kilos vendidos de melones, pero hoy ya solo comercializa un tercio

El precio de la sandía se dispara

El devenir de los agricultores está sujeto a tantas variables que a veces atinar en la cosecha es tan complicado como acertar una quiniela. Sin embargo, este año lo han logrado algunos labradores que optaron por plantar sandías en el territorio cullerense. Si se tiene en cuenta sólo el precio pagado por el kilo de sandía de la comarca, esta temporada puede considerarse casi como excelente.

Los agricultores de Cullera (la localidad que concentra buena parte de la producción) han conseguido comercializar melones a 38 céntimos el kilo, más de diez veces más que el año pasado, cuando se pagaban 3 céntimos el kilo. El sector agrícola encargado de la producción y venta de sandías venía de sufrir dos temporadas veraniegas muy negativas, con el pico de 2014, considerado por los labradores como un auténtico desastre. Sin embargo, en el presente verano se ha revertido la tendencia y la menor producción de kilos ha permitido que los precios se levantasen, con casi 40 céntimos por kilo.

El dato se sitúa también en la caída de la producción, sobre todo, según analiza el presidente de la Cooperativa de Cullera, Juan Font, por la escasez de interés entre los jóvenes en la agricultura, lo que está produciendo que cada vez se conree menos. «Yo me acuerdo cuando era joven que aquí en Cullera la cooperativa podía llegar a comercializar 1'5 millones de kilos de sandías, mientras ahora se ha llegado justo al medio millón de kilos», argumenta Font, quien añade: «El precio al que llegó a venderse este verano ha estado bien, aunque la temporada también ha acabado a la baja».

Algunas de las claves de la campaña se sitúan en las inclemencias meteorológicas vividas en los meses de abril y mayo, cuando algunas tormentas echaron a perder muchos melones y por tanto la demanda se concentró sobre pocos kilos, lo que hizo crecer los precios. De los 3 céntimos el kilo de 2015 se pasó en ocasiones a los 38 céntimos el kilo de 2016. Ahora los productores temen que los buenos precios que se han pagado de forma ocasiones alienten a otros agricultores a lanzarse al cultivo de cara al verano próximo, lo que volvería a hundir los precios. Complicado de controlar.

Otro de los problemas que acechan a los labradores son las plagas, que intensifican su capacidad de devastación por la sequía. «Todos los factores se unen para acabar dificultando mucho las labores de los agricultores. Cada vez es más difícil continuar con esto», arguye el presidente de la cooperativa cullerense. Otras localidades como Alberic o Gavarda también cuentan con plantaciones interesantes de sandías.

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