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Quemas

Cullera exige quemar la paja al detectar el triple de materia orgánica en cultivos de arroz

El ayuntamiento reclama una autorización para este año y la Unió asegura que el exceso de nitrógeno provocará la aparición de enfermedades

Cullera exige quemar la paja al detectar el triple de materia orgánica en cultivos de arroz

La concejalía de Agricultura del Ayuntamiento de Cullera ha puesto sobre la mesa un nuevo argumento que avala la solicitud realizada por el municipio a la conselleria para que autorice este año la quema de la paja del arroz: el incremento desorbitado de la materia orgánica en los arrozales por encima de los límites aceptables. El concejal del área, Marc Joan, aseguró que «en algunas tierras del término municipal el porcentaje de materia llega hasta el 8,5 % cuando los niveles normales se sitúan alrededor del 3 %», mientras que el sindicato La Unió de Llauradors vaticinó que si no se realiza este año la calcinación de los rastrojos, la gran cantidad de materia orgánica que persistirá provocará la anoxia del agua, que a su vez genera severos problemas de hongos y enfermedades en las raices del cultivo.

«Los informes que nos transmite el sindicato señalan que la situación es preocupante en nuestro término municipal y se repite en otros muchos lugares del parque natural de la Albufera con porcentajes que van del 6 al 8,5 %», explica Joan, quien ayer se reunió con los responsables de la sectorial del arroz del sindicato, Enric Bellido y Josep Grau. En concreto, es el nitrógeno la causa principal de que el agua se quede sin oxígeno y se generen estos problemas, que obliga al agricultor a realizar un tratamiento con fungicidas específicos.

El concejal argumenta que este aumento se ha producido después de siete años de la prohibición generalizada de quema, práctica que contribuye a la disminución de la materia orgánica en el suelo de los arrozales. Por ese motivo, el responsable de Agricultura estima «imprescindible» que la Generalitat autorice la calcinación controlada este año y que se trabaje para que en años próximos se busquen alternativas al método tradicional, como por ejemplo la retirada para darle otros usos.

Cullera ya aprobó en el último pleno de julio por unanimidad solicitar a la Generalitat autorización para quemar la paja de forma controlada en todo el término, al menos para esta campaña. Además del incremento de materia orgánica, se pretende combatir eficientemente las plagas que afectan y dificultan el crecimiento del cultivo. La que más cuesta de erradicar es el tipo denominado Leersia oryzoides. Esta planta, detectada en un principio en Sollana, se intentó eliminar con el uso de herbicidas. Por ahora, a pesar de las medidas aplicadas, está ya dispersa por la mayoría de tierras que conforman el parque de la Albufera.

La Leersia oryzoides tiene una propagación rápida, puesto que el agua facilita que las semillas lleguen a parcelas vecinas y porque algunos trozos de planta se quedan incrustados en las maquinarias agrícolas, que si no se limpian adecuadamente, las transportan de un campo a otro, implantándolas. Todo esto explica que se considere adecuado tomar esta medida y pedir la autorización.

Posible autorización

La Unión explica que la tendencia, tanto en el conjunto de la Unión Europea como en España, va encaminada a que se permita la quema al menos en todas aquellas zonas donde existan Leersia y aguas anóxicas. De hecho, la Orden 7/2016 de 18 de abril, por la que se regula la aplicación de la condicionalidad, cita en su norma 20 que «no podrán quemarse rastrojos en el territorio de la Comunitat Valenciana salvo por razones fitosanitarias, con excepción de los rastrojos y restos de cosecha de arroz, maíz y sorgo cultivados en regadío y en suelos saturados de materia orgánica, como es el caso de los marjales».

Esta clara situación de excepcionalidad en las zonas productora arroceras de la Comunitat Valenciana «son argumento suficientes para que la Conselleria realice un informe de la incidencia de la Leersia y de la saturación de materia orgánica en los suelos, con la finalidad que el arrocero pueda solicitar la quema de la paja y establezca un plan de quemas controlado que beneficie a todos», explican desde el sindicato. Bellido, por su parte, indica que «el fuego desempeña una acción beneficiosa para eliminar no solo la paja, sino también las semillas y esporas de las futuras plagas».

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