Si la gente va por el mundo cazando Pikachus, ¿por qué tú no vas a cazar croquetas?» afirma el periodista Pepe Monforte, creador del concurso Croquémon Go, que anima a encontrar la mejor croqueta del verano en chiringuitos, bares o restaurantes de la provincia de Cádiz. Ya sea en busca de tentempiés o monstruitos digitales -en el centro de Alzira hay varios gimnasios Pokémon-, parece que este verano, los millenials (y los que no lo son tanto) van a dedicarse a patear las calles móvil en mano. Les recomendamos que vayan por la sombra, que un ataque Thunder causa 65 de daño, pero un golpe de calor te puede dejar seco.

Los Pokémon han vuelto, aunque el juego sea lo de menos. De hecho, es probable que en las próximas semanas el fenómeno vaya perdiendo fuelle. Existen, sin embargo, una serie de elementos que sí vienen para quedarse. Hablamos, por ejemplo, de la realidad aumentada, el emplazamiento en el que coinciden la realidad física y la virtual. ¿Se acuerdan cuando hablábamos de Internet como un cambio de paradigma? Estamos frente a una revolución tecnológica de características similares. Pokémon Go es sólo un tanteo. Una prueba que nos prepara para las nuevas reglas del juego. Este escenario se caracterizará por tres elementos vertebradores: la pérdida de la privacidad, la redefinición de Internet y la hiperconectividad.

La profesor Sadie Creese, del Centro de Ciberseguridad de la Universidad de Oxford, estudia las consecuencias que esta convergencia de planos implicará. Sus vídeos están en Youtube. Una de sus principales previsiones: olvídense de la privacidad. Fue bonita mientras duró, pero a menos que se convierta en un radical antisistema usted utilizará un dispositivo móvil cuyas aplicaciones estarán diseñadas casi expresamente para recopilar toda la información que puedan sobre su persona, familiares y allegados.

Pokemon Go no ha sido desarrollada o distribuida por Nintendo sino por Niantic, una compañía escindida de Alphabet, la matriz de Google. El consejero delegado de Niantic es John Hanke, el primer desarrollador de Google Earth y más tarde Google Maps. Parece claro que los beneficios esperados con Pokémon Go están más relacionados con el Big Data que con posibles modelos centrados en métodos de pago directo. Cada vez es más fácil observar cómo en Internet «Si algo es gratis usted está siendo el producto vendido». Twitter, Facebook, Linkedin y cómo no, Google, basan sus modelos de negocio en esta premisa. Con la realidad aumentada, esta corriente no sólo se consolida, sino que se perfecciona.

Diga adiós a las cookies y técnicas similares de rastreo. Hola al análisis del sentimiento y al neuromarketing. Para muestra un botón: en Calico (también de Alphabet) están invirtiendo como locos en estudiar cómo funciona el cerebro.

Con Pokémon Go llega también la consolidación de una tendencia que ya se había asentado con productos como Whatsapp: las apps se comen a la World Wide Web. Tuvimos la oportunidad de aprovechar el potencial de la Red: una estructura edificada a partir del hipertexto, que posibilita la interconexión multidireccional y descentralizada. Un espacio de cooperación, que parecía acercarnos a escenarios casi utópicos, como la inteligencia colectiva o la ciberdemocracia. Bueno, pues el tren ha pasado. Tenemos toda la sabiduría de la Humanidad en nuestro bolsillo pero preferimos hacernos selfies. En el fondo nos lo merecemos. Paulatinamente dejaremos de navegar por Internet para hacerlo a través de apps.

Las apps son tecnologías diseñadas a conveniencia de tal o cuál marca. Delimitadas por su propio código de programación. Mientras que Internet lleva impresa la ideología de sus creadores (la libertad individual), las apps son tecnologías de vigilancia. Usamos apps para ver la predicción meteorológica o para comprar camisetas chinas. Ya empezamos a familiarizarnos con las apps de nuestros televisores y los más pequeños las utilizan con soltura en sus tablets. Pronto el llamado Internet de las cosas traerá apps a nuestros electrodomésticos y vehículos. En este escenario, encender un ordenador para navegar pasará a ser cosa de cuatro frikis. Como era en un principio.

Por último, con la realidad aumentada llega también la hiperconectividad. Cuando hablábamos de un futuro donde estaríamos siempre conectados, tal vez no caímos en la cuenta de que dicho entimema implicaba: nunca desconectados. Ahora ya es demasiado tarde. La realidad aumentada, lejos de lo que cupiera esperar, nos aleja de la realidad y nos hunde en la caverna platónica. Pasamos a ser espectadores de proyecciones diseñadas a conveniencia del desarrollador de turno. Bienvenidos a una nueva realidad patrocinada por bebidas refrescantes o marcas de zapatillas. Recuerde llevar consigo la Visa o, al menos, permítanos vigilarle mientras conduce, va al cine o disfruta de su brunch.

Por lo visto, un joven de Elche se ha pasado esta semana Pokémon Go. Seguramente ya conozcan tan particular hazaña.La nueva temporada tecnológica promete. Quién sabe lo que estaremos cazando el año que viene. A propósito: por mi parte, contento de que siga en pie el reto de las croquetas gaditanas. Creo que aquí sí que puedo hacer un buen papel.