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Las promesas solidarias del Cotif

Decenas de equipos donaron material deportivo para el combinado de refugiados saharauis

El Cotif cerró sus puertas hace unos días, pero todavía colean algunas historias. La presencia de un equipo de niños refugiados del Sáhara levantó una ola de solidaridad desde el primer día, expandiendo entre los jóvenes que coincidían con ellos una buena dosis de los valores que el deporte contiene. Antes del inicio del torneo las asociaciones que se encargaron de hacer posible el sueño de los niños recibieron material deportivo para poder abastecer a los refugiados, que llegaron a territorio valenciano a través del proyecto «Vacaciones por la Paz» y gracias a la federación de asociaciones de ayuda al pueblo saharaui.

Una vez empezó el campeonato la solidaridad se expandió hasta límites inesperados. Todos los equipos que jugaron contra la selección de refugiados les ofrecieron material deportivo. Antes de empezar el partido contra el Malilla, los jugadores de dicho equipo dieron a cada niño saharaui una sudadera, un pin y una gorra. Fue el primer acto de una obra que se prolongó durante todo el Cotif Promesas. Todos los clubes quisieron inmortalizar el momento con una foto de familia que guardarán por lo especial de la cita. L´Alcúdia movilizó a su entidad para reunir bolsas de botas de fútbol. Se recibieron a decenas y muchas de ellas serán enviadas en breve a los campos de refugiados existentes en Tinduf, en medio del desierto del Sáhara. Se está intentando allí reconstruir una escuela de fútbol que se vio afectada por las últimas lluvias torrenciales y que sirvió durante años como vía de escape para unos niños cuyas familias viven en mitad del desierto desde hace más de 40 años.

El cénit de la ayuda llegó con el Valencia CF. Antes del Cotif, la fundación che se movilizó para dar dos uniformes de calle a cada niño saharaui, pero cuando llegó el enfrentamiento directo entre las dos formaciones las madres y padres de los jóvenes valencianistas organizaron una recogida de material (decenas de camisetas, botas, mochilas, etc.) que fue repartido entre los refugiados. La implicación llegó hasta la presidencia del club. La organización posibilitó la participación de los jóvenes exiliados con su implicación y otras administraciones como el Ayuntamiento de l´Alcúdia o la Diputación de Valencia aportaron fondos para pagar material deportivo y excursiones. Las trabas burocráticas estuvieron cerca de frustrar el proyecto hasta última hora y CuCop, Cultura y Cooperación, la asociación responsable del mismo, pagó cuatro billetes de sendos niños en vuelos regulares para que llegaran al Cotif. Entre ellos estaban el portero Mahyub o los centrocampistas Yaslem, Dudu o Mehdi, de los mejores del equipo.

Un alud de solidaridad que hizo posible el sueño de dieciséis niños refugiados y que enseñó a otros jóvenes (éstos, valencianos) la importancia de ayudar a aquellos que menos tienen y la posibilidad de poder vivir sin tanto. Son ya Promesas de la solidaridad.

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