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La CHJ atribuye a la sequía la salinidad del Magro y dice que no hay solución

El organismo señala también a la composición del terreno el origen del problema que daña los caquis

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) atribuye a las formaciones geológicas de la zona y a la extrema sequía la alta salinidad del Magro que contamina las aguas que se sueltan desde el embalse de Forata. La entidad afirma «no poder hacer nada» para remediar un problema que está poniendo en serios apuros a las plantaciones de caquis, ya que el cloruro de sodio quema y seca las hojas de los árboles.

La confederación coincide con el presidente del Sindicato Central del Embalse de Forata, Paco Pardo, en que la salinidad se registra aguas abajo y no en las inmediaciones de la presa del Marquesat. «Al haber menos agua fluyendo por el río la sal se diluye menos en el fluido y eso provoca que la densidad del cloruro de sodio sea muy alta», explican desde la entidad hidrográfica. Los materiales que componen el cauce del río tienen un alto nivel de cloruro de sodio y esos sedimentos se trasladan al agua cuando pasa por los puntos donde la sal es más abundante.

La CHF dice encontrarse con «las manos atadas», ya que el problema deriva de un fenómeno natural que no se puede frenar a no ser que llueva. «Con las lluvias el salitre en el agua se disimularía», relatan desde la organización. Los cultivos dañados por la salinidad del agua es un estrago más que está provocando la escasez de agua en la zona del Marquesat. Los índices de cloruro en el agua se han disparado hasta cuadriplicar los niveles óptimos para el cultivo de los caquis, lo que obliga a los regantes a ingeniárselas para reducir este alto indicativo comprando agua más cara y de mejor calidad del canal Xúquer-Túria o utilizando abonos exentos de cloruro y reforzados con cal mucho más caros que los que usan habitualmente. La mezcla de aguas de riego de los cultivos no ha impedido que los registros de salinidad en el fluido se sigan alejando de los que se consideran apropiados para el riego de las tierras.

Los terrenos que están situados más cercanos al cauce del río son los que se han visto más afectados por la alta salinidad del Magro. El presidente sindical relató que a pesar del estado de algunos campos, el aspecto que presentan los cultivos es mejor respecto a los años anteriores, pues al utilizar menos agua, los árboles se han visto menos afectados por la sal. Esta menor cantidad de agua para los campos ha derivado a los agricultores a buscar otras vías de abastecimiento de agua como la del canal. Este agua usada de mayor calidad ha permitido disminuir los daños en las plantaciones. Pese a ello, la falta de agua ha afectado negativamente al fruto, por lo que el calibre es también inferior.

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