Una de las máximas de la consellera de Territorio, María José Salvador, es la de convertir en urbanizable únicamente el suelo que sea necesario. Además, se aboga por salvar el territorio que fue reclasificado en plena burbuja inmobiliaria pero que no respondía al crecimiento municipal lógico. Es por eso que, coincidiendo con esa filosofía, el Consell ha desechado una decena de planes que proyectaban 8.062 nuevas viviendas en la Ribera. r. sebastián alzira
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