Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Regresar a las aulas tras la jubilación

Un grupo de setenta personas de más de sesenta años se matricula en la Escuela de Adultos de Alzira para continuar los estudios que dejaron inacabados en la infancia

Regresar a las aulas tras la jubilación

La vuelta al cole está muy cerca y muchos niños tienen pesadillas y desean que el verano no se acabe, pero eso no pasa en un grupo de mujeres y hombres de entre 55 y 83 años que acuden a la Escuela Permanente de Adultos «Enric Valor» de Alzira. Ana, Vicenta, Loles, Elvira y Rosa son una «cuadrilla» de mujeres que ven la escuela como un escape de la rutina diaria. Estas alcireñas forman parte de las más de setenta personas que han decidido reemprender la escolarización en la última etapa vital.

Los motivos por los que estas cinco mujeres decidieron volver a la «escuela» son diversos. «Siempre me ha gustado saber, por circunstancias no he podido estudiar, aunque a mi me hubiese gustado licenciarme en Magisterio. Mi deseo por saber más no me paró y me apunté a la Escola d'Adults y ahora me he encontrado con un grupo muy bueno de compañeras», explica Vicenta, alumna de 64 años de Neolectores II. Otras como Loles y Elvira no asisten a clase para «quitarse la espinilla» de no haber estudiado. «Yo me apunté para hacer una actividad. Me recomendaron que ocupara mi tiempo libre con algo, ya que no trabajaba, y cosas como manualidades y coser no me gustan. Me decidí por la escuela y no me arrepiento», relata Loles, alumna de Neolectores II de 55 años. Elvira, de 79, por su parte, acudió a la EPA por recomendación de su vecina y amiga Rosa, también alumna del centro alcireño, que empezó a asistir a las clases de la EPA «porque no fui cuando era joven y llegó un día en que mis nietos empezaron a pasarme en conocimientos y yo no quería quedarme atrás».

Rosa, de 77 años, empezó en este proyecto hace siete cursos y desde entonces no ha abandonado su pasión por el aprendizaje. «Cuando empecé, que era aún cuando la EPA estaba en el instituto Parra, no me podía ni imaginar que llegaría hasta donde he llegado. Me he encontrado con que sé mucho y que puedo saber más y eso me anima a seguir adelante con las clases», relata. En las clases de Neolectores II las alumnas aprenden las nociones básicas de las cinco materias troncales; matemáticas, castellano, valenciano, ciencias sociales y biología. Los profesores adaptan las materias al nivel del alumnado y tratan de acercar los temas al entorno más próximo a los educandos.

La visión del conocimiento que tienen algunos profesores de la EPA ha abierto la mente al grupo de amigas que estudian en Neolectores II. «Nunca me han gustado las matemáticas, cuando estudiaba eran un rollo y no me enganchaba nunca. Pero un profesor que tuvimos hace unos años hizo que me gustasen», explica Ana, de 69 años y la que acumula una trayectoria más larga en la escuela de adultos. Para Loles, las matemáticas también han cambiado en la EPA respecto a su concepción anterior. «Cada problema es un reto para mí y me obliga a reflexionar y siempre acabo encontrando una solución», explica.

Las lenguas son la materia estrella entre esta cuadrilla de amigas de la EPA. La corta escolarización, en el pasado, de este grupo de amigas ha influido en que el castellano y valenciano sean las asignaturas a las que más tiempo dedican y que más les gusta que el profesorado trate dentro del aula. «Cuando damos lengua castellana es el momento que más disfruto de las clases. Me gusta mucho escribir y explicar historias y recuerdos de mi pasado», relata Ana. Elvira, a su vez, explica que no podría decidirse entre el castellano o las matemáticas, aunque admite, entre risas, que estas últimas «le sacan un poco de quicio muchas veces».

El valenciano, nada presente en la etapa que Rosa y Vicenta fueron a la escuela, es otro punto pendiente de las amigas de Neolectores II. «Yo fui a la escuela poco y lo poco que fui, claro, todo era en español. Yo sabía leer y escribir lo mínimo en valenciano. Yo lo que quiero es saber expresarme bien mi lengua y no tener faltas de ortografía», explica entusiasmada Rosa. «A mí me gustaría escribir mejor el valenciano, por eso me apunté, junto a mi marido, a clases de valenciano en la EPA «Enric Valor». Un año después me enteré que estaba el programa de Neolectores y aquí estoy. A mi me daba rabia escribir mal en valenciano y por eso llegué a parar a la EPA», relata Vicenta.

La escuela de adultos ha contribuido a formar piña entre los alumnas y alumnos de los niveles más básicos del centro. «El caso de la clase de Neolectores II es especial. Las educandas, en su mayoría mujeres, ha creado una piña entre ellas y se comportan como si en la escuela regular se encontraran, en el sentido de compañerismo y relación entre el alumnado», relata Carlos García, director de la Escuela Permanente de Adultos «Enric Valor» de Alzira. Lo que tienen claro Ana, Vicenta, Loles, Elvira y Rosa es su meta: continuar adquiriendo conocimientos. En estas cinco mujeres se ve claro la escuela se disfruta con fuerza de voluntad. «Queremos aprender y seguir aprendiendo todo aquello que en nuestro momento no pudimos aprender», sentencia Rosa.

Compartir el artículo

stats