El alcalde de Cullera, Jordi Mayor, ha advertido a la Generalitat de que batallará para que el permiso concedido este año para quemar la paja del arroz se mantenga en el tiempo porque «es lo que los agricultores quieren». A su juicio, «hoy por hoy no hay ninguna alternativa viable» que evite los problemas fitosanitarios derivados de dejar la paja pudrirse en los campos. El objetivo del Consell, cuyos gestores del área de Agricultura pertenecen al mismo partido (PSPV) que Mayor, es acabar con los la incineración de estos rastrojos dentro de unos años para introducir fórmulas de eliminación menos agresivas.

Mayor se toma la autorización extraordinaria conseguida este año para generalizar las quemas como un «triunfo» del sector agrario después de años de prohibición, que sólo se levantó tímidamente el año pasado cuando se autorizó la quema en zonas muy concretas, tres de ellas situadas en el término municipal cullerense.

«La quema es actualmente la mejor garantía para luchar contra las plagas que amenazan el cultivo y además evitarán que siga incrementándose el porcentaje de materia orgánica en los arrozales por encima de los límites aceptables», mantiene.

Una quema escalonada

El alcalde ha puntualizado que Cullera realizará una quema escalonada para evitar molestias a la ciudadanía por la propagación del humo. Mayor garantiza que se efectuará de forma «ordenada» por lo que a su juicio «no hay nada que temer, ya que la seguridad y la salud de las personas está salvaguardada».

La intención del consistorio es dividir el término municipal en cuatro zonas y establecer un calendario de forma que aquellos agricultores que deseen eliminar la paja mediante fuego lo hagan de manera progresiva. Mayor asistió junto con el concejal de Agricultura, Marc Joan, a la reunión de los pueblos arroceros mantenida el martes en la conselleria para analizar una solución a esta problemática.

El Consell Agrari local coordinará ahora las quemas. Marc Joan ha indicado que es importante que todos aquellos productores que deseen mantener las subvenciones al cultivo «comuniquen al ayuntamiento su deseo de quemar, aportando el nombre de parcela, polígono y del titular de la explotación». En caso contrario, corren peligro de sufrir una inspección y perder las ayudas. Los propios agricultores decidirán si prefieren quemar o no.

El Ayuntamiento de Cullera acordó por unanimidad solicitar a la Generalitat autorización para quemar la paja del arroz de forma controlada en todo el término para esta campaña. Además del incremento de materia orgánica, se pretende combatir eficientemente las plagas que afectan y dificultan el crecimiento del cultivo.

La que más cuesta de erradicar es el tipo denominado Leersia oryzoides. Esta planta, detectada en un principio en Sollana, se intentó eliminar con el uso de herbicidas. Por ahora, a pesar de las medidas aplicadas, está ya dispersa por la mayoría de tierras que conforman el parque de la Albufera. Esta especie vegetal tiene una propagación rápida, puesto que el agua facilita que las semillas lleguen a parcelas vecinas y porque algunos trozos de planta se quedan incrustados en las maquinarias agrícolas, que si no se limpian adecuadamente, las transportan de un campo a otro, implantándolas. Todo esto explica que se considere mantener las quemas de las parcelas.