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Así era la Granja de Sinyent

Nuevos estudios descartan la presencia de almenas coronando la joya del gótico civil de la Ribera y localizan pinturas decorativas en la planta que tiene la tipología de una vivienda señorial

Así era la Granja de Sinyent

Almacén bajo y vivienda señorial de naturaleza rural arriba. Sin almenas, pero con aspilleras dado el carácter defensivo? y con muchos arcos, especialmente en la parte posterior, la que está orientada al Xúquer. La Granja de Sinyent, una joya arquitectónica del gótico civil que se localiza en el término de Polinyà, se encuentra en estudio permanente. El proyecto de consolidación impulsado en 2014 por la actual propietaria, la Asociación Valenciana de Agricultores, con ayuda de la Fundació Pere Compte, ha permitido a los técnicos revisar rincones hasta hace muy poco inaccesibles por el estado de ruina y recabar nueva información que ayuda a definir cómo era el edificio principal de esta finca dependiente en su momento del Monasterio de la Valldigna. Entre los últimos hallazgos, un fragmento de una escalera de caracol original y restos de pintura interior y, en concreto, «vestigios de los despieces fingidos de sillar que adornaban los muros con motivos decorativos floreados».

Los datos los aporta el arquitecto e inspector de Patrimonio de los Servicios Territoriales de Cultura, Ignacio Matoses, en un artículo publicado en el último número de la revista «Papers d'història local», que el Ayuntamiento de Polinyà ha dedicado de forma monográfica a la Granja de Sinyent y en el que se repasa la historia del edificio, ubicado en un lugar estratégico cerca del actual puente de Albalat, históricamente un punto por el que se podía cruzar el río entre los existentes de Alzira y Cullera, y también se apunta hacia el futuro cuando, llegado el momento, se pueda acometer una obra de restauración. Matoses incluye en este punto unas infografías que, en base a la información que ha ido recopilando del edificio, muestran una hipótesis de cómo antes de las sucesivas transformaciones que ha sufrido con el tiempo por los diferentes usos. Una de las novedades respecto de anteriores hipótesis radica en la desaparición de las almenas que inicialmente se creía que coronaban la construcción. Cuando ha podido subir a la parte superior no ha encontrado ningún resto de estos elementos defensivos ni nada que permita presumir que existieron.

Ignacio Matoses define esta joya de la arquitectura medieval de la Ribera como un edificio de planta rectangular, simétrica, «de dimensiones contenidas (20 x 8,67 m), caracterizada por la gran cantidad de vanos que perforan su estructura muraria». En la planta baja, el técnico estima que se abriría un espacio porticado «de marcado carácter diáfano» -de no ser porque la mayoría de estas aperturas fueron cegadas con posterioridad, advierte-, propio de la arquitectura gótica en estancias de uso público o de almacenamiento. Por contra, incide, «en la parte superior el tratamiento del edificio se acerca tipológicamente al de una vivienda señorial de naturaleza rural». En este caso, apunta la existencia de huecos geminados con pequeñas columnas de piedra labrada a modo de parteluz y señala también que las pinturas localizadas «te dan una idea de como era el interior decorado».

El análisis del edificio incide en la singular fachada posterior, la que hoy recae a un patio, formada por una superposición de dos niveles de fachada definidos por una sucesión de arcos. Matoses distingue en el nivel superior una parte central de arcos «que parecen configurar una galería entre dos cuerpos más elevados en los extremos».

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